Opinión

50 y 50

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

El adalid de la moral del Pacto Histórico, Gustavo Bolívar, demostró que tampoco es tal, aunque quiera parecerlo. Quienes teníamos ALGO de fe en él, aunque no compartiéramos sus ideas y algunas de sus acciones, como cuando dotó de elementos de protección a la Primera Línea durante el Paro de 2021, pensábamos que, al menos, era coherente y se caracterizaba por querer acabar con la corrupción en el país. Sin embargo, parece que la “mermelada” del Gobierno lo corrompió. Bolívar recomendó a un miembro de su UTL mientras estuvo en el Congreso, como Embajador de Colombia en México, al señor Álvaro Moisés Nico Daza.

Del señor Nico Daza, se ha dicho en medios que no tiene carrera profesional, aunque en su página en LinkedIn presenta “Política y Relaciones Internacionales, Universidad Sergio Arboleda, 2010 – 2015” y “Politólogo, Ciencia Política y Gobierno, Universidad Jorge Tadeo Lozano, 2020 – 2022”. Allí mismo se describe “Embajador · Enlace de Gestión Política · Analista político · Copywriter y Community Manager · Columnista, realizador audiovisual y redactor · Estratega general”, y deja en evidencia que su actuar profesional ha estado ligado en repetidas y múltiples oportunidades a Gustavo Petro y Gustavo Bolívar, por lo que no es extraño que ellos hayan buscado cómo compensar su esfuerzo.

Lo que llama la atención de este nombramiento es que, desde la Cancillería y el mismo presidente Petro, habían anunciado que el 50 % de los embajadores serían escogidos por su carrera diplomática, seguramente porque el otro 50 % se escogerá por recomendación de alguien. Lo más complejo de todo es nombrar a una persona que no tiene el conocimiento necesario para representar al país y generar estrategias que permitan impulsar acuerdos o relaciones políticas de la mejor índole, favoreciendo al país y a los colombianos que residen allí, precisamente porque carece de ese conocimiento que se adquiere al prepararse académica y profesionalmente para este tipo de cargos. Es cierto que el compromiso presidencial se hizo frente a la mitad de los cargos diplomáticos, pero ¿no era esa, otra de las cosas que criticaban de los anteriores gobiernos? ¿No era el “amiguismo” que permitía a gente no capaz o poco competente ocupar cargos, lo que se anunciaba dentro de los cambios para este gobierno? ¿No es la incapacidad de los dirigentes que nos gobiernan y representan, lo que debemos cambiar?

El “Gobierno del cambio” sigue sin cumplir lo prometido. Seguimos esperando que su actuar confirme sus palabras, pero no ocurre. Dijeron a sus electores que actuarían de forma contraria a como lo hicieron todos los gobiernos anteriores, pero no ha sido así. Este gobierno, como todos los anteriores, es un gobierno que busca primero, el beneficio particular de sus seguidores o funcionarios, antes de pensar en lo que puede beneficiar y ser más productivo para el pueblo que los eligió. Comencemos esta semana orando para que, una de las propuestas de la reforma a la salud, no sea contratar solo un 50 % de médicos que hayan estudiado medicina, mientras cambian las descripciones de cargos y logran que los camilleros o conductores de ambulancias atiendan algunas especialidades o cirugías de alta complejidad.

Quizás suena exagerado, pero ¿no fue eso lo que se hizo en el Ministerio de Minas para poder contratar personas no idóneas para el cargo, sí para la causa? ¿Cómo podemos garantizar que este tipo de ajustes o cambios no sean un perjuicio para el país? No podemos seguir permitiendo que, para pagar favores políticos, el gobierno utilice los cargos que deberían ser ocupados por meritocracia, sobre todo, cuando eso fue lo que se comprometió a hacer.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba