Historias

Amor moderno

Martha Lucía Barbieri

Martha Lucía Barbieri

Comunicadora Social -Yo soy la que soy –

Cada semana me encuentro en una disyuntiva en el momento de escoger el tema de mi texto de los jueves. Por falta de contenido, pensarían algunos; por exceso, creo yo, hay muchos asuntos e ideas para desarrollar y las temáticas pueden ser muchas.

Condensar una historia en pocos caracteres es bastante retador. Hace poco, alguien me sugirió escribir sobre el amor, le respondí que he abordado el tema varias veces y que si está realmente consciente de la lectura notará que casi todas mis historias tienen algún tinte o toque amoroso. También le dije que perfectamente puede hacerse un escrito semanal dedicado exclusivamente a este tema y enfocarlo desde diferentes ámbitos. El amor es inagotable y tiene tantas aristas, que puedo bien escribir sobre este tema de manera recurrente.

Recordé la columna semanal dominical Modern Love, publicada por The New York Times, en donde se habla de sentimientos, emociones y todo lo que entra en la categoría de relaciones. La entrega se realiza desde 2004 y condensa en 1800 caracteres historias cotidianas que tratan asuntos emocionales. Daniel Jones, el editor de la columna de ensayos personales del Amor Moderno, ha leído miles de historias que le llegan cada año sobre asuntos amorosos.

A muchos nos encanta escuchar una buena historia de amor, las promesas y acciones que se hacen en nombre del mismo. La labor del amor es el amor mismo, igual que su propósito. Algunas veces siento que hasta la misma palabra se ha desvirtuado y ha perdido un poco su «valor», incluso decir algo tan relevante, trascendental y lleno de contenido como un TE AMO, ha llegado algunas veces a modificar su sustancial significado cuando no se expone apropiadamente.

Los estadounidenses por ejemplo utilizan el verbo amar constantemente, lo «manosean» y tocan de manera inadecuada, incluso lo usan para sustituir el verbo gustar. En los Estados Unidos alguien con toda seguridad le dirá que ama sus zapatos, su cartera o su cabello, en lugar de decirle que le gustan, algún otro llegará alabándole su outfit o alguna habilidad y le dirá que ama alguna cosa o detalle, ese verbo (amar) y casi como una generalidad, reemplazará en la mayoría de los casos el verbo gustar.

Varias veces aquello que amamos además nos gusta y lo deseamos, también muchos amamos lo que hacemos o lo que hacemos lo realizamos con amor. No obstante, es claro que deseamos muchas cosas que no amamos y que no se puede amar lo que simplemente sólo nos gusta, por lo tanto, hay que separar el deseo del amor. El deseo muere cuando es logrado, en ese momento pierde interés, pero amar no es alcanzar el objeto deseado como si fuera un reto, una meta, un logro o un objetivo. Muchos aman lo imposible, lo no apropiado, lo ajeno, lo difícil, lo que parece inalcanzable y no pueden tener y cuando notan que lo pueden conseguir se llenan de satisfacción y los afectos y el llamado amor se apacigua.

El amor permanece, perdura, no se duda, no se devalúa ni se tasa, aunque en ocasiones pierda cuerpo por factores ajenos al mismo. Los amores plenos no mueren aunque no se esté vitalmente con el otro. Amar, desear y gustar no son equivalentes.

Admito que me gustan y amo estos temas y como aquello que buscas te está buscando, vi un video del Flying Kiss, una atracción ubicada en un acantilado en un parque temático cerca de la montaña Wulong Baima en China. La atracción es un tributo a los enamorados, está inspirada en una romántica leyenda de amor popular que cuenta que el tercer hijo del Rey Dragón, (Rey del Mar) y el Hada Púrpura (la novena hija del emperador de Jade, el Rey del Cielo) quien jugaba a orillas del rio Wu, se enamoraron a primera vista. Los enamorados comenzaron a salir en el plano de lo oculto, hasta que accidentalmente golpearon el carruaje de la reina madre, ésta en su enojo, los transformó en dos colinas con el rio Wu en medio de ellos, desde ese momento sólo podían mirarse desde el otro lado del desfiladero.

La mayor elevación del juego mecánico en el parque, se alcanza cuando ambas figuras se encuentran frente a frente para besarse, desde ese punto se observa el rio Wu. Estas historias grabadas en el inconsciente colectivo, expresan el sentir de la gente local de que los amantes finalmente estén juntos. Como esta hay muchas historias de amor que se han vuelto leyenda: La del Hilo Rojo por ejemplo; es nuestro amor destinado, es una especie de acuerdo de almas en donde algunas veces estamos más lejos y algunas otras nos acercamos. La del Pastor y la Tejedora, quienes sólo pueden verse a ambos extremos de la Vía Láctea pero tienen siempre unidos sus corazones. Muchas más podrían seguir en la lista.

En el amor también deberíamos tener en cuenta la temporalidad de nuestra propia existencia, tal vez tomaríamos decisiones más trascendentales y aquellos que dicen te amo sólo por decirlo lo expresarían cuando aman realmente.

Porque es jueves de volver a lo que fue, lo que es, lo que siempre será…porque el amor es más que un aderezo que inspira, porque el amor no tiene incertidumbre, no vacila ni en la palabra que lo expresa, ni en el verbo que lo contiene, ni en las letras que lo dibujan. Porque el amor da paz y no debe ser hurgado ni tocado inadecuadamente, porque el amor se sabe, aun sin nombrarlo.

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