Opinión

Discursos de amor y paz

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

“Entonces, los muchachos que marchaban comenzaron a desaparecer”.

(El autor)

Había una vez un país tan pero tan folclórico y feliz, que las personas salían a marchar para protestar por sus derechos, incluso en medio de una pandemia. En este lugar, cuyo gobierno era digno de todo tipo de rifas, juegos y espectáculos, la gente recibía crueles ataques y agresiones por parte de sus guardianes y protectores, por orden de su maravilloso gobierno el cual solía dar discursos de amor y paz.

Entonces, los muchachos que marchaban comenzaron a desaparecer. Luego salieron a la luz los desmanes de las fuerzas militares y policiales, la injusticia, el horror y la muerte, todo esto, mientras el gobierno daba discurso de amor y paz.

Por su parte, los medios prostituidos al servicio de la administración hicieron lo suyo, confundiendo a unos y otros, tratando de tapar la verdad. Desviando la atención y cobrando una tarifa mucho más alta de la que cualquiera, diferente al gobierno y a los grandes empresarios, podría pagar. Entre tanto, por increíble que parezca y con un río de sangre corriendo por las ciudades y los campos, el gobierno daba discursos de amor y paz.

Gritos de desesperación en las calles y en las redes sociales, personas apoyando la mano de la muerte, la indiferencia, la gente de bien disparando, los infiltrados, las balas perdidas, los gases lacrimógenos, la resistencia indígena, la sangre derramada y mucho más, se convirtieron en el pan diario de la gente de este país, nada nuevo a decir verdad, la única diferencia era que, dicha barbarie años atrás, se veía solo en el campo y era exclusiva de los campesinos y ahora, andaba por la ciudad mientras el gobierno daba discursos de amor y paz.

Luego llegó el fútbol en medio de la crueldad, más torturas, más tiroteos y hasta suicidios sospechosos que nadie quería investigar. Las imágenes y videos del pueblo resistiendo, los jóvenes heridos y desapareciendo, las madres en pie de lucha, los pobres repartiendo su comida, los vendedores aguantando, las niñas y los niños protestando, los ancianos y los incapacitados marchando y, mientras tanto, el gobierno daba discursos de amor y paz.

Para fortuna del país, el mundo entero se enteró y desde afuera se levantó la voz; sin embargo, y aunque se lograron tumbar dos reformas y un ampón, la situación siguió igual. El pueblo resistiendo y el gobierno dando discurso de amor y paz.

Sí, discursos de amor y paz igual de hipócritas como la vez que, en ese mismo país, comenzaron a desaparecer los jóvenes que después de un tiempo aparecían disfrazados de camuflado y con una bala en el cráneo y cuyos cuerpos eran repartidos por diferentes lugares que ya nadie quiere recordar.

Entonces, los muchachos que marchaban comenzaron a desaparecer y no se sabe si ya comenzaron a parecer o si nunca aparecerán, mientras el gobierno ha dado, da y seguirá dando discursos de amor y paz.

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