El Periodista: Pilar de la Democracia en Tiempos de Influencers y Desinformación

En un mundo donde la información se consume a gran velocidad y la inmediatez es clave, el rol del periodista se ha visto distorsionado y desvirtuado por una nueva camada de «influncers» y el malentendido fenómeno del «el periodista soy yo». Esta frase, aparentemente inofensiva, raya con el irrespeto hacia una profesión que ha sido, y sigue siendo, un pilar fundamental para el buen funcionamiento de las democracias.
Los periodistas, con su formación ética y su trabajo comprometido, han sido siempre los encargados de dar a conocer lo que ocurre en las entrañas de la sociedad. No se trata solo de narrar hechos, sino de contextualizarlos, investigarlos y, sobre todo, hacerlos accesibles y comprensibles para la ciudadanía. El periodismo busca que las voces de todos se escuchen, especialmente las de los más vulnerables, y con ello crear un tejido social más consciente y libre.
Sin embargo, hoy vivimos una era donde la desinformación corre a la par de la información, y las redes sociales han dado espacio a los llamados «influencers», quienes, sin la formación adecuada ni el compromiso con la verdad, han logrado crear una falsa sensación de autoridad. La sociedad está inundada de opiniones sin base y, lo que es aún más preocupante, de manipulaciones disfrazadas de noticias.
Esta confusión ha afectado el prestigio del periodismo, que históricamente ha sido una herramienta de control social y vigilancia de los poderes políticos, económicos y sociales. El resultado es claro: los periodistas se ven constantemente atacados, no solo por la falta de recursos y salarios injustos, sino también por el desprecio de quienes prefieren los atajos de la «influencia» virtual a la rigurosidad de un reportaje bien hecho.
Y a pesar de todo, el periodismo sigue siendo necesario. En muchos países, los periodistas son asesinados, perseguidos y acosados por denunciar la verdad, por levantar la voz frente a la injusticia. Sin embargo, su labor no debe ser vista como una amenaza, sino como una herramienta esencial para la libertad. El periodismo sigue siendo el vigía de la democracia, la luz que, aún en los tiempos más oscuros, sigue iluminando el camino.
Feliz Día del Periodista, aunque, lamentablemente, sigamos siendo los blancos de ataques, de desprecio y de manipulaciones. Hoy más que nunca, necesitamos defender la profesión que, aunque maltratada, sigue siendo la única que se atreve a enfrentar al poder, a cuestionar lo establecido y a hacer de la verdad su bandera.