Gustavo, me quedé esperando el anuncio de los recursos que llegarían para invertir en el Tolima
Por más de una hora, el presidente Gustavo Petro ocupó la Plaza Murillo Toro de Ibagué con un discurso cargado de historia, política, autocomplacencia y aspiraciones futuras. Sin embargo, entre tanta elocuencia sobre el pasado y las elecciones por venir, hubo un gran ausente: el anuncio concreto de recursos para el Tolima.
La ciudadanía esperaba escuchar compromisos claros en materia de infraestructura, educación, salud, seguridad y reactivación económica. Lo que se encontró, en cambio, fue una larga intervención en clave electoral, donde el mandatario volvió a insistir en su tesis de que su gobierno ha sido uno de los que más personas ha sacado de la pobreza. Afirmó que Tolima es el segundo departamento que más ha reducido este indicador, gracias al impulso del sector agrícola. Y aunque esto puede ser un dato relevante, el balance económico sin anuncios de inversión suena a discurso vacío.
Petro habló de la necesidad de transformar la producción agrícola del Tolima, especialmente en torno al arroz. Propuso una “ruta del arroz”, inspirada en la legendaria ruta de la seda, e hizo un llamado a los agricultores a asociarse para tomar el control de los molinos. Una visión interesante, sí, pero sin un solo peso comprometido desde el Gobierno Nacional para impulsar esa transformación. ¿Dónde están los recursos para industrializar el campo? ¿Dónde están los créditos, los incentivos, la infraestructura logística?
Mientras el presidente se ocupaba de resignificar la bandera de “libertad o muerte” y recordar la historia del general José María Melo, poco o nada se dijo de lo que realmente necesita el Tolima hoy. Ni una mención concreta a obras viales, a proyectos educativos, ni a inversión directa en seguridad. Mucha historia, poca gestión.
Paradójicamente, quien sí trajo cifras claras fue el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo. Según él, el gobierno ha invertido en el Tolima más de $191 mil millones en infraestructura en salud, entregado 103 vehículos por $33.000 millones y girado $10 mil millones a la USI de Ibagué. También anunció la financiación de 80 estructuras hospitalarias por más de $2 billones en vigencias futuras. Y aunque sus declaraciones estuvieron llenas de críticas a administraciones locales y advertencias sobre corrupción, al menos presentó datos y compromisos tangibles.
Petro, en cambio, prefirió hablar de reelección, asamblea constituyente y de enfrentarse a “los tibios”. Pidió apoyo para su proyecto político en futuras elecciones y hasta insinuó que su derecho a gobernar más ha sido coartado por la Constitución.
El Tolima merecía más. Merecía anuncios concretos, no solo retórica política. Si el presidente quiere dejar un legado real en esta región, debe pasar del discurso a la acción. Porque, al final, los discursos no pavimentan vías, no construyen hospitales y no garantizan el bienestar de los ciudadanos.
