Opinión

La fiesta en corraleja

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Ayer, en El Espinal, Tolima, se realizaba una corraleja cuando seis (6) palcos de la improvisada plaza de toros Gilberto Charry se desplomaron. Se habla, hasta el momento, de cuatro (4) muertos y más de sesenta (60) heridos, por lo que se declaró alerta roja hospitalaria en todo el departamento para atender la emergencia. El gobernador de Tolima había pedido a la directora jurídica de la Gobernación, antes del mediodía, solicitar a los alcaldes municipales la suspensión de las corralejas, pero fue muy tarde: dos horas después ocurrió la tragedia.

Desafortunadamente, no es la primera vez que se presenta una tragedia de este tipo, lo que evidencia que no aprendemos de errores ajenos. En Sincelejo, el 20 de enero de 1980, la lluvia hizo que las personas se movieran hacia los palcos, sobrecargando la estructura de madera, ocasionando que más de 500 asistentes fallecieran y, aproximadamente otros mil quedaran heridas.

Entiendo que este tipo de espectáculos han sido parte de la historia de nuestro país y de algunas de nuestras regiones desde el siglo XVIII; que alrededor de su realización se han tejido historias que demuestran la fortaleza, la fuerza y la capacidad de algunos participantes; además, que han sido la oportunidad perfecta para que aspirantes a toreros, capoteadores o banderilleros, hagan sus pinitos, pero ¿debemos continuar con la realización de estos eventos cuando ocasionan tantas dificultades, tantas tragedias?

Estamos en un momento donde la vida y nuestro entorno nos exigen revisar con mayor detalle todo lo que hacemos, cómo impactamos nuestro mundo y a las futuras generaciones, verdaderas herederas de aquello que, con convicción, hacemos. Necesitamos cambiar el mensaje, demostrando que tenemos mayor interés por lograr la armonía con el planeta en el que estamos, respetando la vida de los animales y, al menos, asegurándonos de que este tipo de eventos, en caso de que se continúe con ellos, se realicen en lugares seguros, construidos para soportar todo lo que la actividad conlleva.

Aunque siendo muy honesta, preferiría que ese tipo de eventos se acabaran, tanto las corralejas como las corridas de toros. Entiendo que debe hacerse de manera paulatina para poder redireccionar todo y que quienes viven de ese tipo de espectáculos opten por otro tipo de ingreso, pero sería importante cambiar nuestra manera de divertirnos, encontrando una forma que no afecte o dañe a otras especies. Sería ideal que entendiéramos la importancia de respetar la vida de otros.

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