Fútbol

La ‘mecha’ que se apagó

Juan David Alvis Barrios - El Emperador

Juan David Alvis Barrios - El Emperador

Licenciado en Educación Física, Deportes y Recreación de la Universidad del Tolima.

Estadígrafo Deportivo especializado en el Deportes Tolima y Director de Planeta Vinotinto.

Gabriel Ochoa Uribe, el hijo más ilustre de un pequeño municipio al noroeste de Antioquia llamado Sopetrán, partió ayer a la eternidad para dejar un mito lleno de títulos, anécdotas y sobre todo, profesionalismo que lo hacen ser hasta hoy, el Director Técnico de nuestro país con más títulos en el profesionalismo.

Máxima leyenda del América de Cali, donde logró 7 títulos oficiales y 3 finales de Copa Libertadores, equipo que amó hasta el final de sus días.

Hijo de Pedro Pablo Ochoa (dedicado al oficio de la minería) y de Tránsito Uribe (ama de casa), nació el 29 de Noviembre de 1929 en un municipio de raíces montañeras y entregada a la minería como lo es Sopetrán, enclavado en las montañas de la cordillera occidental. Desde muy niño aprendió a sortear las dificultades y a vivir de las añoranzas. Su padre, murió en un alud junto con sus compañeros apenas cuando el pequeño Gabriel, distinguía las nociones de un mundo desconocido y lleno de aventuras. Ante la muerte de su padre, su madre Tránsito, le infundió distintos valores que no solo le harían convertirse como profesional de la Medicina en Brasil (de ahí su apodo de Doctor), sino que también le permitirían forjar un carácter bastante fuerte para afrontar cada reto que le pondría la vida, que le tendría un destino glorioso.

A mediados de los años 30’s del siglo XX, la capital del departamento que lo viera nacer (Medellín) recibiría a la prole de Tránsito y de Pedro (fallecido) en una ciudad que avanzaba a pasos agigantados. Iván García, uno de los que vio en ese niño de brazos largos y memoria prodigiosa, un diamante en bruto le encaminaría por los caminos de la vida desde su niñez, adolescencia y temprana juventud. Primero, como los obstáculos de la vida, ‘Ochoita’ (apodo que recibiría en el fútbol profesional), se inició en el deporte ecuestre, primero como Chalán y luego como Jinete, gracias a su pericia y decisión de ir al volante. El hipódromo de San Fernando en Itagüi, vería lo que éste niño empezaría a forjar su leyenda: Primero limpiando pesebreras, luego montando los caballos y por supuesto, siendo uno de los aportantes al pan de la mesa del que sus hermanos y su madre Tránsito comerían.

Gabriel Ochoa Uribe dirigió 1565 partidos oficiales desde 1959 hasta 1991, récord aún vigente en Colombia.

Sin embargo, contrario a lo que se pensaba de su futuro como sacerdote o jockey, Gabriel (que por su profesión se pudo haber llamado tranquilamente, Rafael) terminó por cosas del azar llegando al arco, posición que estaba destinada a los ‘gordos’ del equipo. Con la agilidad propia de la juventud y la intuición propia de un maestro, llegó gracias a Jesús María Burgos al Club Deportivo Municipal (hoy, Atlético Nacional). ‘Ochoita’ empezó a convertirse en un gran guardameta y con 19 años, despertó el interés del que sería el club al cual estaría ligado toda su vida: El América de Cali. El entonces joven de cabeza madura (usaba una boina por su alopesia), fue pionero del Fútbol Profesional Colombiano, ganando 25 pesos al mes y siendo curiosamente, el jugador más joven del Torneo. Junto con Fernando Paternóster (ligado también a la historia de Atlético Nacional), el médico conoció los secretos del fútbol y empezó a mostrar la madurez y la seguridad en el arco que lo hicieron llegar a otro club en el que rompería todos los esquemas: El Club Deportivo Los Millonarios (equipo en el que llegaría en 1949). Con los ‘Albiazules’ lograría 4 títulos de Liga (1949, 1951, 1952 y 1953), la Copa Colombia de 1953, el Mundialito de Clubes en 1953 en Caracas y el título (por demás, ostentoso) en el viejo Chamartín (Santiago Bernabéu, hoy) frente al Real Madrid CF.

El DT más ganador en la historia de Colombia (15 títulos oficiales) aplicó todos los modelos tácticos del Fútbol que trajo desde los mundiales, viajando ininterrumpidamente desde Inglaterra 1966 hasta Italia 1990.

Con éste condimento emocional, Ochoa encontraría en el fútbol, la razón de su vida y obra llena de éxitos y de un legado imborrable que le permitiría perpetuarse en el olimpo del Fútbol Colombiano y Sudamericano. En 1955, tendría su experiencia internacional en el Club América (pero de Río de Janeiro), siendo subcampeón del Campeonato Carioca en 1955. Gracias a ésta experiencia en Brasil, no solo conseguiría los contactos para escalar en el fútbol profesional y traer grandes jugadores, también para graduarse (como su madre lo quiso) de Médico especializado en Ortopedia y Traumatología, profesión de la que viviría muy poco, ya que su éxito en el fútbol le garantizaría todo lo que anhelaría. Como dato curioso, en 1952, reemplazaría a Alfredo Di Stéfano en un partido frente al Atlético Bucaramanga, marcando un gol como delantero y siendo el primer arquero en anotar un gol profesionalmente en Colombia.

Y como dice el dicho: “Al que le van a dar le guardan”, al médico (de profesión y de apodo) lo estaría esperando el lugar donde dejaría su mejor labor: La de la Dirección Técnica.

Después de su regreso de Brasil a los 28 años, se retiró como jugador para iniciar con la labor del banquillo de otro club en el cual es leyenda: Millonarios FC. En 4 etapas como entrenador logró 5 Ligas (1959, 1961, 1962, 1963 y 1972) y la Copa Colombia en 1963, siendo el técnico más laureado en la historia del cuadro ‘Embajador’, además de ser el primero en clasificar a Semifinales de una Copa Libertadores a un equipo Colombiano, hito que lograría con Millonarios FC en 1972. En el rival de patio, Independiente Santa Fé, también dejaría 1 Liga (1966). Sin embargo con América de Cali, llevaría a los ‘Diablos Rojos’ a su época más gloriosa logrando las 7 primeras estrellas (1979, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986 y 1990) y 3 finales de Copa Libertadores (1985, 1986 y 1987), siendo la más recordada esa que perdiera en la ‘Noche de Brujas’ de 1987 (31 de Octubre) en el estadio Nacional de Santiago frente a Peñarol faltando tan solo 8 segundos para el pitazo final; quizás por su estilo ‘conservador’ como lo llamarían los colegas periodistas de su época, pero que lo convertirían en ganador de 15 títulos oficiales, el DT Colombiano con más partidos dirigidos en Copa Libertadores (115) y el DT de nuestro país con más partidos en el profesionalismo (1565), récords hasta hoy vigentes.

Terminó siendo don Gabriel, ése apodo que le molestaba con su América del alma: La ‘mecha’ que se apagó.

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