Historias

Mauricio Manjarrés, la voz del Tolima

Gabriela Casanova

Gabriela Casanova

Periodista en formación – Universidad de Ibagué

“Yo entendí que en el camino la gente se preparaba. No había muchas facultades de comunicación social, por lo tanto, era muy restringido. Yo no provengo de gente muy adinerada, todo lo que yo tengo lo he construido. Entonces, yo un día dije: ‘Si tengo que crecer, tengo que crecer con un título’. Por eso hice el esfuerzo y lo logré. Tuve ventaja, porque estuve becado más de la mitad del tiempo en que estuve en el programa”, comentó Mauricio.

Mauricio Manjarrés es un reconocido locutor oriundo del municipio de San Luis, quien se graduó como comunicador social y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Trabajó con grandes medios de comunicación como Caracol Radio y RCN. Asimismo, fue corresponsal del Noticiero 24 horas, un trabajo que le permitió cubrir noticias del Caquetá, Huila, Tolima y parte de Cundinamarca.  Actualmente, participa en las estrategias de comunicación para las campañas políticas de Óscar Barreto, político del partido conservador. Cabe resaltar que también colaboró con el marketing político de las campañas del senador Carlos García Orjuela; y de Francisco Peñaloza, quien fue alcalde de Ibagué y gobernador del Tolima. Además, fue jefe de prensa de la Gobernación del Tolima y del partido de la U. Asimismo, trabaja de la mano con la Alcaldía de Ibagué y la marca Tapa Roja.  Es importante mencionar que fue galardonado con el premio nacional de periodismo «Simón Bolívar» por su cubrimiento de la tragedia de Armero en 1985.

¿Cuáles fueron sus inicios en la radio y el periodismo?

Yo estudié parte de mi bachillerato en el Colegio Nacional de San Simón, en Ibagué. Por cuestiones de la vida nos encontramos dos o tres estudiantes inquietos; estábamos enamorados de la radio y del periodismo. Un tío de un amigo sabía mucho de ingeniería, entonces, con él nos apoyamos y montamos una emisora para el colegio. Esa era la emisora simoniana. A lo último no me dejaron hablar, porque mi amigo y otros consideraron que yo no servía. De pronto, ellos tenían otros intereses como más dirigidos a la música y demás temas.

Si no logró desenvolverse en ese proyecto, ¿cuál fue su siguiente paso?

Yo seguí haciendo esas conexiones de la radio. Un día, otro amigo del colegio me preguntó que por qué no creábamos un grupo radial. Conseguimos unas chicas que estudiaban en el Santa Teresa, otras niñas que estudiaban en la Inmaculada, había un muchacho del colegio Cisneros y otros dos del colegio San Simón. De esta forma, completamos 12 personas. Comenzamos a practicar en la casa de un amigo que vive en la Pola, entonces, teníamos una emisora en el imaginario y hacíamos programas de radio para nosotros. Después, comenzamos a decir que construyéramos algo, pero primero debía haber plata y disposición.

¿No utilizaban una grabadora?

Yo tenía un hermano que era de la fuerza aérea, así que, él se fue a hacer un curso a Panamá y me trajo una grabadora de teclas. Con eso, yo empecé a practicar locución. Les mencioné a mis compañeros que tenía una grabadora y les propuse trabajar con ella.

¿Fueron a alguna emisora local para seguir haciendo locución?

Un día se nos presentó la posibilidad de hablar con alguien de la radio, se llama Mauricio Varón Machado. Él nos dio un espacio en Ondas de Ibagué en el grato horario de las 10 de la noche, todos los días. De ese grupo fueron periodistas por ahí 6 personas. Hicimos ese espacio de radio casi por dos años y medio. Nosotros pagábamos, no recuerdo exactamente, pero eran dos mil o tres mil pesos.

¿Qué otras experiencias en la radio tuviste a tus inicios?

Yo tenía por ahí unos 17 o 18 años cuando me encontré en el camino al esposo de mi hermana. Él tenía un programa de rock en la emisora que se llamaba ´Radio Festival´, que era la radio de los jóvenes. Él hacia concursos en la radio; yo contestaba el teléfono y llevaba la secuencia. Después, tuve la oportunidad de conocer a otras personas dentro de esa emisora como Hans Arias Díaz, quien me dio la oportunidad de hacer unos pinitos en las franjas de él. También, me gustaba leer noticias en el espacio que me daban. Gracias a eso, un día me llamaron de Caracol.

¿Cómo fue tu entrada a Caracol Radio?

En esa época, la persona que leía noticias en Caracol salió, vieron en mí una oportunidad de apoyar a alguien nuevo. En principio, sentía mucha alegría y, luego, temor. Me prestaron toda la ayuda, me facilitaron todos los medios y me orientaron. Después, a los dos años hubo una oferta de RCN para leer sus noticias.

¿Podrías hablar sobre cómo terminaste siendo corresponsal del Noticiero 24 horas?

Mucho más adelante, a mis 20 años, un amigo me llamó y me dijo que estaban haciendo un concurso de cortometrajes en Cine Colombia: “Yo tengo una vieja máquina de un familiar, ¿por qué no hacemos un cortometraje a ver qué pasa?”. Nosotros nos fuimos a hacer en vivo y en directo el documental; pasamos por el Cañón del Combeima y fuimos a parar al Nevado del Tolima. Así que, grabamos el cortometraje, que se llamaba ´Tolima Tierra Firme´.

Mi amigo iba grabando y yo iba narrando de forma improvisada, sin texto. No tuvimos ninguna equivocación. Muchos amigos a los que les comentábamos se burlaban de nosotros. Nos decían que eso no tenía presentación.

Llegamos a un punto donde estaban los frailejones, en la parte alta de la cordillera central, comencé a narrar una cosa poética, cerré los ojos. Yo no salía en cámara, pero decía: “En estos vientos de la tarde, los frailejones se mueven muy lentamente adornando el paisaje majestuoso del nevado”. Fue muy grato para el jurado. Por eso, yo me volví a partir de ahí un amante de la escritura creativa.

En el grupo de jurados calificadores estaba Gustavo Nieto Roa y Mauricio Gómez. Nos evaluaron y quedamos en segundo lugar en el concurso. Sin embargo, al final de la ceremonia Mauricio Gómez, dueño del Noticiero 24 horas, me llamó a parte y me preguntó: “¿Usted dónde vive?”, yo le contesté: “Vivo en Ibagué. Estoy narrando noticias en las emisoras y nos metimos en esto como para hacer algo”. A lo que él me respondió: “Deme todos sus datos, porque mi noticiero va a abrir las corresponsalías del país”. Entonces, ahí comenzó mi trabajo por televisión durante 17 años.

¿Y qué hay de tu voz de la franja de las 7 de la noche en el Noticiero 24 horas?

Fue en ese entonces que Álvaro Gómez, padre de Mauricio Gómez y político del partido conservador, se volvió hincha de mi voz. Un día me dijo: “Usted tiene que ser la persona que grabe el cabezote de mi noticiero”. ¡Imagínese! Semejante honor. Lo difícil era remplazar la voz que tenía la identificación del noticiero, una voz muy reconocida en el país en esa época. De lunes a viernes a las 7 de la noche, mi voz sonaba en el horario prime time de la televisión colombiana. “Presentamos el Noticiero 24 horas con el patrocinio de Bretaña”, decía. Eso se volvió un eco importante para las agencias de publicidad y yo terminé grabando comerciales importantes para el país. Entonces, ahí otra variante importante de lo que yo quería hacer como periodista.

Mauricio Manjarrés Caicedo junto a Álvaro Gómez Hurtado

Como corresponsal tuviste que pasar por peligros y amenazas, sobre todo porque en aquella época estaba en auge la guerrilla y los paramilitares, ¿en qué momento de tu trabajo sentiste que estabas arriesgando tu vida?

Me tocó ir al Magdalena Medio a un desalojo que formuló un juzgado contra unos invasores de una finca (no me acuerdo del nombre) del Fondo Ganadero de Cundinamarca. Ese fue mi último informe para el Noticiero 24 horas. Cuando hacen esos desalojos va un grupo de policías, un juez y el secretario. También, van todas las autoridades y los representantes dueños de la propiedad. El desalojo se producía porque eran muchas las familias que invadieron los terrenos a orillas del río y estaban perjudicando toda la parte territorial del predio. El tema estaba provisto a las 9 de la mañana, habían invitado a algunos periodistas, entre ellos, yo como corresponsal y el camarógrafo.

Cuando empezó la diligencia, un francotirador desde el otro lado del río Magdalena disparó y mató al secretario, quien había estado escribiendo con su máquina en una mesita los detalles de los protocolos que estaban siendo dictados por el juez. Eso fue impresionante, porque el francotirador le pegó exactamente en la frente y murió de forma instantánea. Yo estaba a dos metros de ahí, y comenzaron a disparar desde allá. Luego, hubo tres heridos más: el juez, la asistente del juzgado y una persona que iba del F2. El policía decía: “Al piso, todos al piso”, nos tiramos al suelo y comenzamos a movernos agazapados. Finalmente, con mi camarógrafo y junto a otros periodistas logramos desconectarnos del lugar a quinientos metros. Nosotros llegamos a un árbol gigante cuando, al momento, aparecieron los helicópteros echándole bala a todo el mundo. En ese instante vino el ejército y se tomó el lugar.

¿Qué otras experiencias tuviste como reportero?

Hubo otra noticia en el Magdalena Medio, fuera de la cantidad de la toma de guerrilleros que tuve que cubrir en el Tolima, Huila, Caquetá y Puerto Saldaña. El noticiero me encomendó entrevistar a Henry de Jesús Pérez, que fue el primer paramilitar identificado en Colombia, el que manejaba toda la fuerza de guerra en el Magdalena Medio. El tipo había sembrado la guerra ahí. Detrás de todo eso me tocó ver la otra cara del tipo, es decir, cómo era con su familia. Sin embargo, sus actos terroristas eran tenaces. Tuve que ir a cubrir la muerte del alcalde de Puerto Boyacá, a quien masacraron de una forma terrible delante de la comunidad. Simultáneamente, bajaban una cantidad de muertos por el río Magdalena; además, las funerarias se peleaban por la recuperación de esos cadáveres. Eso me marcó. Uno en el camino se vuelve familiar a todas esas tragedias.

Para el fin de semana se encontrará disponible la segunda parte de la entrevista, donde Manjarrés narra sus experiencias sobre la Tragedia de Armero y menciona su investigación exhaustiva acerca del Festival Folclórico y el Reinado Nacional en Colombia.

“La voz es una herramienta fundamental, pero es que detrás de una buena voz debe haber otros ingredientes. Debe haber buena curiosidad y entender que, si yo soy capaz de hablar por un micrófono, debo saber cómo me puedo comunicar con la comunidad”.

-Mauricio Manjarrés Caicedo

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