Opinión

Y de la revocatoria de Cali, ¿Qué sabemos?

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

La revocatoria de Jorge Iván Ospina comenzó con todo el impulso. Desde el 3 de mayo se dispusieron alrededor de la ciudad diez puntos fijos y brigadas móviles que iban de casa en casa para recoger las 90.000 firmas que se requieren presentar ante la Registraduría Nacional para que, validadas, permitan convocar a un referendo donde los caleños voten si están de acuerdo o no, con revocar al alcalde de Cali.

Se tenía hasta el 3 de noviembre para recoger la totalidad de las firmas; sin embargo, la acogida que parecía tener entre los caleños la idea, sobre todo después del paro, daba a entender que se podría cerrar este proceso antes de la fecha. Las personas visitaban los puntos de revocatoria voluntariamente y manifestaban su interés en que se hiciera efectivo. Algunos de los participantes también fueron testigos de extraños visitantes que intimidaban al equipo que recolectaba firmas y los hacían levantar el Punto de revocatoria, argumentando que no estaban autorizados para instalarlo. Por eso, sus líderes interpusieron una acción de tutela y redujeron los puntos de recolección, buscando así, reducir los riesgos.

Quizás fueron estas acciones las que ocasionaron que actualmente, de los organizadores de esta acción popular y de las organizaciones que la lideraban no sepamos nada. Los Puntos de revocatoria desaparecieron y Cali Primero, el comité pro revocatoria con mayor visibilidad, se encuentra en absoluto silencio. Harold Viáfara y Carlos Espinosa, sus líderes más reconocidos, igual. Nadie sabe qué pasó con las firmas; en las redes sociales reclaman los recursos obtenidos para la causa y, lo que más indignación produce: la gente cree que la causa fue vendida, incluso, a cambio de algunos contratos. Creencias populares, nada más, por ahora.

Por el momento, la ciudad sigue igual y el incumplimiento del alcalde frente a su Programa de Gobierno es el principal sentimiento de los caleños. Fallas en seguridad, en movilidad, educación y frente al manejo de Emcali, donde no estableció cuáles eran sus negocios ni se encargó de fortalecerlos, son solo algunas de las falencias que tiene esta administración. A esto se suman los desmanes que permitió durante los meses del paro y que le ocasionaron una investigación por parte de la Procuraduría, además de las investigaciones que por el alumbrado navideño y la Feria Virtual realizó la Contraloría, cuyos resultados arrojan más de $5.000 millones malgastados.

Sumado a esto, el alcalde ya fue acusado formalmente por la Fiscalía por la firma de un contrato de publicidad durante su primera administración (2008 – 2011) por los delitos de contrato sin cumplimiento de los requisitos legales e interés indebido de la celebración de contratos en calidad de determinador, porque realizó un contrato con una empresa que había sido creada dos días antes de la firma de éste. El proceso continúa y esperamos desenlace.

Sin duda, la revocatoria es un mecanismo interesante, pero bastante lento en este tipo de casos, donde quedarse con los recursos públicos es prioridad. Si es cierto que sus promotores se vendieron o decayeron en su misión, hemos perdido tiempo valioso, además de la esperanza de quienes veían en este derecho una oportunidad para sacar a Cali del caos en el que está sumida. Por ahora, seguimos a la espera de saber qué hará la Alcaldía con los $650 mil millones de endeudamiento que le aprobó el Concejo. Esperemos que haya quién pueda hacer un verdadero control fiscal ante los recursos de una ciudad que, parece, nunca terminan de robarse.

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