Opinión

Cómo no

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Lo ocurrido a Antonella Petro el pasado jueves en el estadio de Barranquilla cuando quiso ver el partido de la Selección Colombia, fue infortunado. Para cualquiera, escuchar cómo todo un estadio grita al unísono que no quiere a su papá, es difícil, más para una niña de quince años, para quien, seguramente, su padre es el héroe del cuento. Y el padre de Antonella, además, es el presidente del país en el que ella vive… quizás, la adolescente hasta le vea la capa. La pequeña, molesta por la situación, salió combativa del estadio, lanzando improperios contra los espectadores.

Cuando Daniel Samper Ospina en el año 2017 escribía en Semana y se burló del nombre de Amapola, la hija de Paloma Valencia, insinuando que cuando la senadora tuviera un varón lo pondría Opio, la pequeña no pudo hacer lo mismo. Fue su mamá quien, en los medios de comunicación, apareció aclarando que los derechos de los niños no deben ser vulnerados. En ese entonces, el expresidente Uribe fue de los pocos que se pronunció en contra de esta situación, en esencia porque como Daniel Samper Ospina se caracteriza por ser sarcástico, lo que se pensaba era que solo quería ser gracioso. ¿Se imagina si Amapola hubiera estado en etapa escolar, cómo habrían sido las burlas de sus compañeros? Porque no podemos desconocer que los niños pueden llegar a ser crueles, más cuando su comportamiento es legitimado por los adultos.

La realidad es que tampoco puedo culpar a los colombianos que estaban en el estadio. ¿Cómo no querer llegar de alguna forma, a un jefe de Estado que ha mandado al anterior presidente del Fondo Nacional del Ahorro y al actual presidente de Colpensiones al Congreso, para que hagan lobby para que aprueben la reforma a la salud, esa que todos saben que es desastrosa para el país y que ni siquiera los congresistas de su bancada apoyan? ¿Cómo pedir a los colombianos que ignoren que el papá de Antonella está sugiriendo, por decirlo de manera sutil, que no cumplamos con la regla fiscal, esa que permitió que nuestro nivel de endeudamiento pasara de 32 % en 2012 a 22 % en 2022? Y debe agradecer que la noticia de unir Ecopetrol a PDVSA todavía no se conocía, porque, a lo mejor, ni la habrían dejado entrar al encuentro deportivo.

Porque, aunque es claro que los hijos no somos responsables de los que hacen nuestros padres, sí es cierto que todo lo que está haciendo mal hecho el papá de Antonella y de Sofía, continuará perjudicándonos a todos, dejándonos sin empleo, reduciendo la cantidad de empresas en dónde trabajar y las oportunidades que se suponía, su gobierno debía crear. Mientras tanto, ellas harán su carrera en el exterior, como ha ocurrido con sus hermanos, porque su economía no se verá tan afectada como la nuestra, la de los colombianos de a pie. Recordemos que su padre tiene una gran vivienda en la capital y apartamentos en el exterior, propiedades que puede vender o alquilar para darles la educación que necesitan. En cambio, la mayoría de los colombianos vivimos netamente de nuestro salario, de lo que ganamos por trabajar, ¿de qué vamos a vivir cuando las empresas cierren, la inversión internacional se vaya y quedemos solo a merced del Estado? Porque eso puede llegar a pasar, así suene extremo.

Considero que la enseñanza que debemos tomar de estas situaciones es que, en definitiva, los hijos de nadie deben pagar por los errores de sus padres, porque en nuestro país los delitos de sangre no existen. Sin embargo, sí es necesario buscar de qué manera logramos que el presidente nos escuche antes de que sus medidas acaben con todo, con todos, sin misericordia.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba