Luz al final del túnel
Esta semana observé un video, donde desde la institucionalidad se anunciaba que las obras del Complejo Acuático de Ibagué superaban el 60 % de avance, una noticia que, para los nadadores, entrenadores, padres de familia y dirigentes cayó muy bien, porque después de ocho años se acerca el momento de tener un escenario digno, moderno, funcional y construido de acuerdo a las especificaciones técnicas y las sugerencias de las veedurías que le han hecho seguimiento constante al proyecto.
Aunque algunos que se autodenominan “Defensores del deporte” se fueron lance en ristre contra el gobernador Ricardo Orozco porque supuestamente le iba a quedar grande ejecutar el proyecto del Complejo Acuático, el mandatario de forma silenciosa ordenó a sus funcionarios adelantar los planes de reajuste de los diseños de acuerdo a los requerimientos de las veedurías, estructurar el proceso administrativo para la ejecución de las obras y el mismo ha sido constante vigilante del cumplimiento de las obras.
La inversión supera los $32.000 millones, una cifra alta, pero acorde a lo que se está construyendo (Tres piscinas, una olímpica, la de calentamiento y la polivalente), más la infraestructura de graderías, accesos y urbanismo, de acuerdo a los plazos antes de los Juegos Deportivos Nacionales se estaría entregando la obra, desde ya los deportistas ven con esperanza y alegría como el despertar de una pesadilla se va visualizando como un sueño cumplido, otro aspecto será el sostenimiento del escenario a futuro pero eso será tema para tratar más adelante.
El Complejo Acuático de Ibagué es la muestra de que se puede avanzar en el cumplimiento de los acuerdos con la comunidad, con las demoras de lo publico, pero con la responsabilidad de no quedar mal con una familia, la del deporte que tiene las ilusiones y metas puestas en un escenario que será parte del pago de una deuda que tiene el Estado con una tierra que es más grande y fuerte ante la adversidad.
