Opinión

¡Es en plural!

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Abogado Esp. Der. Público Uexternado | Mágister en AED y Políticas Públicas usal |Curso Law & Economics Harvard |ExPersonero de Ibagué |Docente U. | #Dignidad

El aporte para la transformación de Ibagué debe ser a varias manos, entre todos, pues no hay duda que en la actualidad, producto de un dejar hacer, dejar pasar, en el accionar administrativo local, se desordenó y se relegó el municipio (en relación al panorama nacional) y solo hemos desatinado a  concebir el territorio como un espacio geográfico más que como un espacio socialmente construido, es esta segunda concepción la que nos permitirá dialogar con los asuntos a resolver y que aquejan al ciudadano, con el objetivo de lograr que, este espacio que habitamos, sea uno propicio para desarrollar un proyecto de vida, implicando entonces, necesariamente el concurso de todos.

El viejo modelo del cacicazgo ya fracasó, por lo menos en Ibagué, donde no hay duda que, desde la elección popular de alcaldes, hemos venido eligiendo proyectos políticos entorno a “alguien”, sin resolver, con algunas excepciones, el grueso de los problemas que vinculan e involucran a todos por igual. Será entonces la hora de dar apertura a un modelo plural de gobierno y administración que vincule la más variada calidad y competencia, de personas dispuestas, para empezar a resolver los problemas. Una ungida o un ungido, sin un proyecto de ciudad incluyente y sin apertura a todos los modos de pensamiento y actuación, naufragará, como sin duda ha sido el modelo de la actual administración municipal.

Salió la Gran Encuesta Integrada de Hogares –GEIH- del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas –DANE- y el resultado no es otro diferente, al que ocurre al final de cada mes, una situación ya normalizada en el ideario colectivo (con desesperanza) y una administración municipal que ve logros donde no los hay. Ibagué, para el trimestre móvil febrero – abril de 2023, continua en el segundo lugar de desempleo con el 18,4%, detrás de Quibdó que marca el número uno con el 27,6%, entre las 23 ciudades y áreas metropolitanas. En cuanto al desempleo juvenil, una estadística calamitosa, porque también estamos en segundo puesto ¡con el 28,5%!. Si comparamos estas cifras con el mismo trimestre del año 2019, aun estamos peor que en época pre-pandemia, porque para ese trimestre, febrero – abril de 2019, Ibagué tenía una tasa de desempleo del 16,8%, por lo tanto, parece ser que hay un error (esperemos involuntario) en una información publicada por la administración local que señaló haber una mejoría en relación a los números del 2019.

Entonces, la economía, que si bien resulta ser la principal preocupación de los ibaguereños, no es la única, porque en el entretanto tenemos un desorden en la concepción del territorio como disposición para el desarrollo de cualquier vocación económica, que convoca y moviliza a un sector de la población en defensa del medio ambiente (así ocurrió la semana pasada con una muy concurrida Marcha Carnaval y así ha ocurrido en las catorce ediciones –incluida esta última-, que llama la atención) para entender que el territorio, como lo señalé líneas atrás, es un espacio socialmente construido, en el que la comunidad habla y se expresa (tenemos que escucharla).

Por supuesto, son muchos temas más, pero quiero señalar hoy, que llegó el momento del liderazgo colectivo, en todos los escenarios del poder político local para avanzar en una apuesta hacia el desarrollo de Ibagué. Hacia allá hay que apuntar.

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