La absoluta incoherencia
Es definitivo que, el principal problema del Gobierno Petro es la incoherencia. Y no solo de quienes pertenecen a éste, también de quienes lo siguen, dedicados a aprobar todo lo que hacen por disparatado que parezca o lo grave que pueda ser para todos. La fe ciega en la que han caído, nos lleva a pensar en fanatismo, más que en credibilidad.
Y es dicho fanatismo el que los tiene ahora, viendo todas las acciones de este gobierno como buenas y necesarias, aunque las mismas acciones en gobiernos anteriores, fueron criticadas de forma contundente. Si no me creen, recordemos todos los improperios y comentarios que hubo para María Juliana Ruiz cuando, en plena posesión de su esposo Iván Duque, una Policía sostuvo una sombrilla sobre su cabeza. ¿Y qué tal cuando Martha Lucía Ramírez estuvo en el Meta en la Cumbre de Gobernadores y su bolso lo cargó una militar uniformada? En ambas oportunidades, los comentarios estallaron las redes sociales, pasando por “atenida”, “clasista”, “conchuda”. Y no es que piense que nuestras mujeres policías y militares deban hacer esa labor, definitivamente no, creo que su trabajo debería ser mucho más especializado, como cuidar la seguridad de nuestros gobernantes. Para cargar bolsos, deberíamos pensar en contratar un edecán para este tipo de eventos, porque es claro que el bolso, la carpeta y cualquier otro elemento, no se ven bien en la foto. Hay que costear la propuesta y definir si es posible, claro está.
Otro hecho sobre el que no tenemos información desde la Vicepresidencia, en la presencia de la pareja sentimental de Francia Márquez en la delegación de la visita a Sudáfrica, Kenia y Etiopía. ¿Recuerdan cuando Duque usó el avión presidencial para ir y llevar a los invitados, niños en su mayoría, a la fiesta de cumpleaños de su hija a Panaca? ¿O cuando el fiscal Barbosa aprovechó un viaje a San Andrés para llevar a su familia? Los muros de muchos colapsaron, pero hoy, cuando se trata de una misión diplomática que representa a nuestro país en el confín del mundo y con unos costos que han sido bastante cuestionados, nadie dice nada por la presencia patrocinada de una persona que no tiene ningún objetivo diplomático para estar allí, nadie le ha preguntado a la vicepresidenta cuánto aportó ella para llevar a su novio o por qué él es una persona indicada para representarnos frente a otro país. Y no recuerdo a vicepresidentes de gobiernos anteriores, en misiones diplomáticas con sus cónyuges, porque hasta donde sabemos, trabajo es trabajo.
Además, recordemos los reclamos hechos por cónsules o embajadores que no tenían el conocimiento diplomático. Como cuando Carlos Calero fue nombrado en 2016 cónsul en San Francisco, nombramiento que fue anulado al año siguiente. Sin embargo, hoy estamos llenos de Guanumen y Ninco Daza, quienes carecen no sólo de carrera diplomática, sino algo peor, carecen de la ética y los principios que requiere representar a nuestro país en el exterior. Pero parece que, en este gobierno, eso dejó de ser importante. Lo realmente valioso es que sean seguidores.
Y ni hablemos de cuando se presentaban masacres, sobre todo aquellas que involucraban niños o líderes sociales, “SOS nos están matando”, se leía en las redes sociales, sumado a todo tipo de improperios porque el gobierno de turno no actuaba de manera inmediata erradicando este flagelo. Hoy, las masacres de todo tipo siguen siendo culpa de los gobiernos anteriores, porque el actual recibe un país destruido por la derecha. Y aunque en campaña así lo anunciaron, junto a las fórmulas mágicas que tenían para resolverlo, nueve meses después, parece que son extranjeros en nuestro país, el cual no sólo no conocen, más grave aún, desconocen cómo administrarlo, que fue para lo que fueron elegidos.
