Historias

Recuerdos de la Copa América de 1975 y la Serie Mundial de 1997

Germán Niño

Germán Niño

Economista y Bloguero.

Hoy, cuando Colombia enfrente a Argentina en la final de la mítica Copa América, recordaré con nostalgia y alegría la última vez que estuve en un estadio mirando un partido de estas históricas dimensiones. El domingo 21 de septiembre de 1975, acompañado por mi papá, mis hermanos mellizos y 39.000 espectadores más en el estadio El Campín de Bogotá, gozamos hasta el delirio con el triunfo 3-0 de nuestra selección Colombia sobre Uruguay, en la semifinal de la Copa América de ese año.

Archivo Personal

En septiembre de 1975 nuestro país vivía algo muy parecido a lo que hoy estamos viviendo en Estados Unidos. Una selección poderosa, haciendo historia, venciendo rivales en todos los estadios. Zape en el arco, el Boricua Zárate, Arturito Segovia, Escobar y Bolaños en la defensa, un medio campo con Diego Umaña, Calero y Retat, una espectacular delantera con Willington Ortiz, Ernesto Díaz y Ponciano Castro. Jugadores todos que pasaron a la historia.

Yo estaba encargado de comprar las boletas para el grupo familiar, pero Bogotá estaba enloquecida con el partido y me tocó recorrer todos los expendios de la ciudad para obtenerlas. Finalmente, en la Cigarrería La Bucana de la 18, Calle 18 # 5-92, logré conseguir 4 boletas de Oriental General, después de 6 horas de fila. Mi familia viajó desde Ibagué el sábado 20 y el domingo madrugamos al estadio. Antes de entrar, nos aprovisionamos con un pollo asado comprado cerca del Campín.

El ambiente era de locura. En ese entonces la capacidad del estadio era de 39.000 apeñuscadas personas y Oriental General era la más llena de todas. A la 1 de la tarde aparecieron ollas con sancocho, pollos, fritanga, etc. A las 2 comenzó la guerra de huesos de pollo, en un ambiente de alegría y expectativa. A las 3:30 cantamos el himno nacional de una manera solo comparable a la de nuestros compatriotas en los estadios de la actual Copa América y el Mundial de 2014 . Llegaba la gran hora.

El primer tiempo Uruguay se defendió con todo. Colombia no encontraba salida. Nuestro equipo era muy superior, pero con los uruguayos nunca se puede cantar victoria, como lo vivimos otra vez el miércoles pasado. Estábamos preocupados. Pero el Caimán Sánchez, el técnico nacional, hizo el cambio de Ponciano Castro por Edgar Angulo, otro buen delantero. A los 10 del segundo tiempo Ernesto Díaz corrió por la punta derecha, centró y Angulo en el centro del área venció al arquero Corbo. El Campín se iba a caer. Mi papá gritaba como loco.

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13 minutos más tarde, Díaz volvió a correr por la derecha, centró esta vez a Willington Ortiz, que dejó sentado al arquero Corbo y metió el segundo. Nos queríamos morir de la emoción. Mi papá seguía gritando y gritando, yo ya estaba preocupado, pensaba que le iba a dar un infarto en plena tribuna. Algo muy parecido al papá de Lucho Díaz en Barranquilla.

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Colombia siguió encima de Uruguay, ya muy resignado ante el buen juego de nuestra selección. A los 44 del segundo tiempo, Angulo se la pasa a Willington, quien se la pone a Díaz, que de palomita convierte el tercero. Cantamos ese gol con el alma, los 4 abrazados. Era el triunfo más grande de nuestra selección en muchísimos años, después del 4-4 en Arica, en el Mundial de Chile 1962. Vivirlo como lo vivimos esa tarde fue inolvidable.

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Como no recordar esa tarde de hace 49 años en este día donde Colombia puede alcanzar la gloria, ahora por fuera de nuestro país. Esta vez, mi hijo Felipe y mi cuñada Rocío estarán en las tribunas del Hard Rock Stadium, con boletas compradas a precio de oro, por las reventas que aprovecharon la fiebre de estos días.

El Hard Rock Stadium es un estadio que conozco muy bien, pues fui a muchos partidos de béisbol allí. Con una capacidad para 65,300 espectadores, el Hard Rock Stadium fue inaugurado en 1987 bajo el nombre de Joe Robbie Stadium en honor al primer dueño de los Miami Dolphins. Colombia y Argentina se medirán en esta final inédita en un escenario en donde normalmente juegan los Miami Dolphins de la NFL y en que su momento albergó a los Florida Marlins de la MLB que luego se trasladaron al LoanDepot Park.

En ese lindo estadio, donde la Selección Colombia se juega hoy la vida, hace 27 años un colombiano se llenó de gloria, en una noche que también viví apasionadamente. Cerca de la medianoche del domingo 26 de octubre de 1997, el legendario bateador barranquillero Édgar Rentería bateó allí, en el entonces llamado Joe Robbie Stadium, el hit de oro para que los Marlins consiguieran su primera Serie Mundial de Béisbol. Es un estadio que recuerdo con muchísimo cariño y que espero hoy también nos traiga nuevas alegrías.

Archivo Personal

En 1975 lloré de alegría en El Campín, abrazado a mi papá y mis hermanos, ganándole a Uruguay 3-0 en la bella Copa América de ese año. En 1997 lloré de emoción abrazando a mis hijos, viendo ganar a un colombiano una Serie Mundial de Béisbol, en el estadio de Miami. Esta noche, en ese mismo estadio donde fue héroe Edgar Rentería estará ahora mi hijo, representado la tradición familiar. Espero que llore también de alegría y que disfrute otra nueva hazaña.

Edgar Rentaría – Portada de Sports Illustrated

Esta noche, recordaré aquellas gestas gloriosas de 1975 y 1997. Hoy, extrañaré a mi papá, quien no vivió para ver esta gloriosa Selección Colombia del 2024. Hoy, gritaré de alegría como lo hacía mi papá aquel domingo de 1975. Humberto nos acompañará esta noche desde el cielo, junto a mi mamá. Hoy, como lo dicen los himnos futboleros “volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como la primera vez”.

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