Recuerdos del 20 de julio
Domingo 20 de julio de 1969. Hace 55 años, a las 3:14 de la tarde del 20 de julio de 1969 alunizó el primer vehículo conducido por humanos fuera de nuestro planeta. Literalmente el mundo entero estaba pendiente de la hazaña. Un vehículo creado por la Nasa, el Apolo XI llegaba a nuestro satélite. Las palabras de Neil Armstrong fueron cortas y precisas: “Houston, aquí la Base Tranquilidad. El Águila ha alunizado”. Millares de personas en Bogotá lanzaban gritos de entusiasmo en la Jiménez con séptima, alrededor del nuevo edificio del periódico El Tiempo, repleto de televisores prestados por la empresa J. Glottmann.
En Ibagué, el entusiasmo era muy grande. En cada casa con televisor los vecinos se reunieron, a pesar de la hora en que sería transmitida la primera caminata en la luna. Nuestra familia tenía el privilegio que el asesor técnico de la transmisión de televisión para Colombia era un pariente nuestro, mi tío Walter Baer Ruiz. Walter era mayor de la Fuerza Aérea, experto piloto de combate de Mirage-5 y la persona que más sabía en Colombia sobre el proceso de la NASA con sus diferentes naves Apolo.
Lo vivimos en nuestra casa del Barrio Cadis en Ibagué, siguiendo la transmisión televisiva donde participaba Walter. A la 1:07 del 21 de julio, hora de Colombia, caminó Neil Armstrong en la superficie lunar. La gente estaba muy emocionada, era la culminación de un proceso de más de 10 años y la victoria de la tecnología de Estados Unidos frente a Rusia, en plena guerra fría. Sus palabras “un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad” aún resuenan en la historia.
Sábado 20 de julio de 1974. Hace 50 años, en las postrimerías de su mandato, el presidente Misael Pastrana Borrero decidió tirar la casa por la ventana, organizando uno de los más grandes desfiles militares que se haya visto en Colombia. 400 vehículos militares, 12.000 hombres a pie, 350 jinetes, 23 aviones, incluidos los Mirage-5 recién adquiridos en Francia, decenas de helicópteros encabezados por el del Presidente, componían el majestuoso desfile.
Las 4 escuelas de formación de oficiales y la totalidad de escuelas de suboficiales fueron traídas a Bogotá para el gran desfile. Durante 15 días se había organizado minuciosamente todo, para que el gran espectáculo de despedida al presidente Pastrana fuera impecable.
Yo, un muchachito de 17 años recién cumplidos, estaba dentro de los 12000 hombres que desfilaron ese día, hoy hace 50 años. Comenzando mi segundo año en la Escuela Naval de Cadetes en Cartagena, participé con gran emoción en ese gran desfile, que habíamos comenzado a organizar meses atrás en Cartagena. Hoy, miró con asombro que hayan pasado ya 5 décadas de aquel sábado, que llevo muy presente en mi memoria.
La Escuela Naval desfiló con su imponente uniforme negro de gala, que se usa para las grandes paradas militares en tierra fría. El negro, combinado con las gorras blancas, los botones dorados, el adorno blanco a la altura de la cintura, el adorno blanco en forma de bota, hacía resaltar a nuestra Escuela entre todas las demás.
El lento y armonioso paso de desfile, adquirido en cientos de horas de entrenamiento en Cartagena, nos hacían la escuadra más popular del desfile. Recuerdo aún con emoción los aplausos de la gran multitud durante las 2 horas y 45 minutos del desfile, a través de la Avenida 68 y la Calle 63 de Bogotá.
Pasamos frente al palco presidencial, donde el presidente presidia el desfile, vestido muy formalmente. Todos los ministros del gabinete estaban a su lado, rindiendo homenaje a las Fuerzas Militares, que en aquella época simbolizaban a la nación entera, en el Día de la Independencia de Colombia. Admiración y respeto generaba aquel despliegue de fuerza y majestad.
Aquel mes de julio de 1974 fue muy especial para un joven cadete, como era yo en aquel momento. La aventura había comenzado dos semanas antes, cuando en varios aviones Hércules nos trajeron a Bogotá. Aquellos grandes aviones, destinados al transporte de tropas, no tenían los clásicos puestos de los aviones comerciales, sino hileras parecidas a las bancas de los vestuarios deportivos, donde debíamos acomodarnos donde pudiéramos.
Nos alojaron en la Escuela Militar de Cadetes, donde el frío era espantoso, acostumbrados como estábamos al permanente calor de Cartagena.
Las novedades en la Escuela Militar se hicieron sentir rápidamente: los baños no tenían puertas, así que ir al sanitario era toda una experiencia nueva y muy incómoda. Correr a la altura de Bogotá era un martirio para todos los cadetes navales que teníamos el cuerpo sincronizado al nivel del mar. Entrenábamos para el desfile a horas inverosímiles, pues todavía existía el respeto hacia los ciudadanos, así que comenzaba el entrenamiento a las 2 de la mañana y terminaba a las 5 de la mañana, por la misma ruta que íbamos a recorrer el 20 de julio. La idea era no molestar a nadie y no interrumpir el flujo vehicular de la ciudad.
Sábado 20 de julio de 2013. Nairo Quintana se impuso en la etapa reina de Los Alpes, asegurando su segundo puesto en la clasificación general y el título de los jóvenes y de la montaña en ese año.
55 años del alunizaje del Apolo XI, con la humanidad entera viviendo un momento histórico. 50 años de un gran desfile militar, cuando las Fuerzas Militares simbolizaban a Colombia entera. 13 años del triunfo de Nairo Quintana, llenando de orgullo a Colombia entera. Que lejanos se ven esos recuerdos hoy en día.