Opinión

Un líder ausente

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Las decisiones de este gobierno no dejan de sorprender. Ayer, el presidente Petro anunció desde su puesto de mando, Twitter, que Salvatore Mancuso será nombrado “gestor de paz”. El exparamilitar, quien está recluido en Estados Unidos desde 2008, gracias los acuerdos hechos con el Gobierno Uribe, ha manifestado en diversas oportunidades, su interés en construir “una paz definitiva para Colombia” y, se supone, que Gustavo Petro le cree.

Recordemos que este año, Mancuso estuvo frente a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), entregando su versión de lo acontecido en el conflicto. Pero no se le escuchó como paramilitar, sino como un tercero, considerado articulador entre la Fuerza Pública y las autodefensas. ¿Será que este nombramiento desde la Presidencia, tiene algo que ver con lo dicho por Mancuso en la última audiencia que sostuvo ante la JEP, donde manifestó que Gustavo Petro y Álvaro Leyva fueron objetivos militares solicitados por el exdirector del DAS, José Miguel Narváez? ¿O será porque manifestó que las Autodefensas apoyaron las elecciones presidenciales de Andrés Pastrana, Horacio Serpa y Álvaro Uribe? ¿O sería por haber declarado que ayudó a orquestar un falso positivo contra Uribe? Todas estas afirmaciones hechas por primera vez y sin presentar una sola prueba que las avale.

La figura de los gestores de paz, existe gracias a la Ley 418 de 1997, creada para que, personas que han pertenecido a grupos armados ilegales, apoyen tareas que permitan alcanzar acuerdos humanitarios o avanzar en contactos que ayuden a consolidar la paz con esas estructuras. ¿Por qué será que Petro considera que Mancuso aún convoca a los miembros de los paramilitares que se encuentran por ahí, perteneciendo a las Bacrim o GAO (Grupos Armados Organizados), cuando lleva más de una década fuera de la estructura? ¿Qué evidencia tienen desde la Presidencia, que les permite creer o intuir que Salvatore Mancuso aún es líder de los hombres disidentes del paramilitarismo? ¿Será un líder ausente? Eso solo lo sabremos cuando llegue y comencemos a ver los resultados de su gestión.

Eso sí, esperemos que el decreto presidencial que oficializa el nombramiento de Mancuso, salga mucho más rápido que el de la emergencia en la Guajira, donde aún esperan que la Presidencia se haga cargo y ejecute las promesas que hizo durante su visita.

La ventaja de este caso, puede ser para Andrés Escobar, el empresario caleño que en época del mal llamado “Estallido social”, tomó un arma traumática para protegerse, proteger su barrio y a sus vecinos, y a quien Petro llamó “paramilitar” por ello, en 2021. Quizás esta sea una señal para que comience a buscar su redención. Merece la oportunidad, al fin de cuentas, él se defendía y defendía su territorio, su oficina, su casa, no buscaba lucrarse haciendo daño a otros, como sí lo hizo Mancuso en muchas oportunidades y el mismo presidente Petro cuando estaba en la guerrilla. Quién iba a pensar que una “jugada política” podría ser la oportunidad para librarlo de su peor pesadilla.

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