Opinión

Un testeo para la salud

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Hay nueva idea del presidente Petro, otro de esos tiros al aire que le encanta lanzar para lograr que la masas lo ovacionen: tener en las zonas de rumba, puestos de la Secretaría de Salud, capaces de detectar por medio de un simple testeo, si la droga que la persona desea consumir contiene fentanilo.

Debo decir que la idea por sí misma no me parece mala, teniendo en cuenta que permite, como él propone, prevenir que un producto que dañará a la persona, sea consumido; sin embargo, como todas las ideas del presidente, esta deja muchas dudas: ¿Todos los drogadictos saben y entienden, desde la teoría, al menos, qué es el fentanilo? ¿Conocen cuáles son las posibles consecuencias de consumirlo o en el lugar del testeo les van a explicar? Porque no podemos garantizar que, al decirle a la persona que el compuesto está presente, rechace su consumo o incluso, no podemos impedir que lo revenda a otro o lo comparta, a sabiendas de las posibles consecuencias. Recordemos que esto de las adicciones se presenta por la necesidad que tiene el consumidor de nuevas sensaciones.

Esta idea del presidente Petro debería convertirse en una estrategia de Salud Pública, pero no debe, únicamente, plantear un espacio para el testeo de drogas, debe ser toda una estrategia de prevención del consumo, teniendo personal capacitado que pueda explicar de forma breve y concreta, las consecuencias de consumir cualquier tipo de droga, además de atender los casos de sobredosis que se presenten en la zona al menos, mientras llega una ambulancia. No pienso en recopilar datos de los consumidores, porque es claro que eso los ahuyentaría, pero sí considero necesario abrir un puente de comunicación entre profesionales de la salud y consumidores, esto podría permitir que algunos, al menos, tomen decisiones informadas y reencausen su camino. Incluso, este primer contacto podría servir, por qué no, para que la persona comience un proceso de rehabilitación, al conocer las consecuencias a las que se expone. Recordemos que la información es poder.

Considero que el Gobierno no puede destinar presupuesto para, simplemente, decirle a la gente que lo que hace mal puede salir peor, su estrategia no debe estar enfocada en la inacción ante el consumo, porque esto podría incentivarlo y ese, supongo, no es el objetivo. La competencia del Estado no es convertirse en mensaje de advertencia, su compromiso es con los ciudadanos, haciendo por y para ellos lo mejor, buscando cómo les ayuda a convertirse y desarrollarse como mejores personas o, al menos, cómo no morir en el intento.

La estrategia de Salud Pública incluso, podría ser aprovechada para implementar una ruta de atención para la violencia, estableciendo estrategias que eviten abusos sexuales o sicológicos, porque nada es tan valioso para las personas como sentirse respaldadas, apoyadas, ante situaciones que les son difíciles. El testeo para la salud consistirá en demostrar que está realmente capacitada para atender desde la raíz, problemas cuyo punto de origen es quizás, el alcohol.

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