Opinión

A la Ibagué corrupta

Guillermo Naranjo

Guillermo Naranjo

Economista, Profesor Universitario

Cada 4 años la ciudad inicia la dinámica electoral por el premio mayor de la política local, la Alcaldía de Ibagué, y como no querer administrar los setecientos mil millones de pesos del presupuesto de la ciudad, un rubro nada despreciable para satisfacer los apetitos burocráticos personales de un grupo de “honorables” políticos.

La ciudad tiene una tasa de desempleo de 14,3% (trimestre móvil abril junio de 2022), en términos absolutos equivale a más de 32 mil desempleados, los ocupados son 193 mil y se destaca que de esos ocupados, la mitad se encuentran en la informalidad, igualmente, la principal fuente de ocupación de Ibagué es el comercio con un 23,8% de los ocupados y en segundo lugar, la administración pública con el 15,5% de los ocupados, en otras palabras, la fuente de ingresos en el mercado formal de la ciudad esta explicada por el comercio y el gobierno.

Por lo anterior expuesto, es claro que la ciudad tiene un problema económico serio y los políticos lo saben, tanto así, que, en nuestra Ibagué la administración pública genera una fuente de ingresos importantes en la economía familiar, por tal razón, lograr sostener las entidades públicas siempre será importante para los politiqueros, en la medida que logran manipular el voto y con ello consiguen reproducir los actos de corrupción en la ciudad.

Para colmo de males en un informe de la Contraloría General se afirma que Ibagué es la ciudad con mayores casos de elefantes blancos en Colombia, y la explicación es clara, nos estamos equivocando en elegir nuestros dirigentes.

Cada 4 años los dirigentes se aprovechan de la necesidad de fuentes de empleos de los ciudadanos y ofreciendo contratos logran manipular la decisión de los votantes, adicional, esas estructuras políticas con la compra de votos consolidan sus resultados en las urnas.

Sin embargo, la corrupción de la ciudad es patrocinada por todos los ciudadanos, es decir, si la ciudad tiene políticos corruptos es porque la ciudadanía también es corrupta.

Apreciado vecino y vecina, la corrupción en la ciudad se presenta no porque estos llamados dirigentes despilfarran el dinero, la corrupción en Ibagué se reproduce en la medida que vendemos el voto cada 4 años, en otras palabras, somos nosotros los que estamos permitiendo que sigan acabando con Ibagué.

Los números electorales en la ciudad son contundentes, Ibagué tiene un potencial de sufragantes de 437.000 personas, y en promedio la participación de la ciudadanía en las urnas es de 52% históricamente, para luego terminar ganando con un 21% (como sucedió hace 4 años), así está la democracia en la capital del Tolima, reducida y minoritaria, es decir, unos pocos, pero bien organizados están destrozando nuestra ciudad.

Finalmente, es importante recalcar que los ibaguereños estamos permitiendo que se juegue con el futuro de todos cada 4 años, y, aquí todos somos corruptos, cuando permitimos que los mismos de siempre hagan lo que quieran con los setecientos mil millones de pesos del presupuesto de Ibagué, dinero que sale de los impuestos y que permitimos que se derroche cuando; recibimos el tamal, votamos por el amigo (así uno sea consiente que no sirve para nada), aceptamos las limosnas el día de la elección, confiamos en los que ofrecen puestos, o, simplemente, no ejercemos el voto, en ese sentido, es importante que entre todos se construya una mecánica del cambio, cero corrupción, y no lo olvide, si nosotros cambiamos Ibagué cambiará.

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