Alina Lozano protagoniza incidente en Chía: de una compra de arepas a un escándalo con agresión
El pasado 24 de septiembre de 2025, la reconocida actriz colombiana Alina Lozano vivió un incómodo episodio en el centro comercial Vivenza, ubicado en Chía, Cundinamarca. Lo que empezó como una compra sencilla de arepas terminó convirtiéndose en un altercado que rápidamente se hizo viral en redes sociales.
Según relató la propia artista en un video publicado en sus plataformas digitales, ella se acercó a un punto de venta de arepas y solicitó cambiar unas pequeñas por unas más grandes, dispuesta a pagar la diferencia. Sin embargo, la empleada del establecimiento le negó la posibilidad argumentando que no estaba permitido. Lozano insistió en hablar con la dueña del negocio, esperando una solución.
Lejos de resolverse, la situación escaló. “Yo no estaba pidiendo nada regalado, estaba dispuesta a pagar lo justo, pero la trabajadora me trató con grosería y terminó lanzándome un objeto”, narró Lozano. La actriz, recordada por su papel en producciones como Pedro el escamoso, aseguró que alcanzó a esquivarlo y lo devolvió en un gesto de defensa, al tiempo que exclamaba: “¡Seré vieja, pero no soy boba!”.
El hecho generó indignación, pues la artista recalcó que lo más grave no fue el incidente físico sino el trato agresivo y el mal servicio al cliente, que dejó en evidencia una falta de respeto hacia cualquier consumidor.
Horas después del altercado, los propietarios del local ofrecieron disculpas públicas a Lozano y aseguraron que la trabajadora sería sancionada. Además, señalaron que reforzarán los protocolos de atención para evitar que situaciones similares se repitan. “Aceptamos nuestro error y lamentamos profundamente lo ocurrido con la señora Alina”, expresaron en un comunicado.
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La actriz, por su parte, confirmó que sostuvo una conversación directa con los responsables del negocio, quienes reconocieron lo sucedido. “Espero que esto sirva para que haya más respeto entre las personas. Uno como cliente no tiene derecho a maltratar, pero tampoco a ser maltratado”, concluyó Lozano en sus redes.
El episodio deja abierta una reflexión sobre las relaciones entre clientes y trabajadores en el país. Un simple cambio en un pedido no debería derivar en agresiones físicas ni verbales. La situación de Alina Lozano resuena no solo porque involucra a una figura pública, sino porque representa algo cotidiano que cualquier ciudadano podría vivir: la necesidad de que el respeto esté siempre por encima del conflicto.





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