“Alligator Alcatraz”: polémico centro de detención migratoria en los Everglades de Florida
En medio del emblemático ecosistema de los Everglades, a menos de 80 kilómetros del resort de Donald Trump en Miami, se levanta una instalación que ya despierta polémica a nivel nacional: un centro de detención improvisado apodado “Alligator Alcatraz”.
La instalación, ubicada en el Aeropuerto de Entrenamiento y Transición Dade-Collier, ha sido transformada en cuestión de días en una ciudad temporal de tiendas de campaña para albergar hasta 5.000 migrantes a la espera de su deportación, como parte de la política migratoria de la administración Trump. Se espera que el expresidente visite el sitio este martes.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, respaldó la creación del centro señalando que responde a una solicitud del Gobierno federal. “Está claro que, desde el punto de vista de la seguridad, si alguien se escapa, va a tener que enfrentarse a un montón de caimanes”, afirmó. El nombre “Alligator Alcatraz” fue acuñado por su fiscal general, James Uthmeier, quien también aseguró que los reptiles funcionarán como disuasivos naturales.
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El centro contará con remolques reutilizados de la FEMA y tiendas de campaña similares a las empleadas durante desastres naturales, en una zona expuesta a temperaturas extremas y fuerte actividad ciclónica. Con un coste estimado de $245 por cama al día, el funcionamiento de la instalación podría ascender a $450 millones anuales. La administración estatal afirma que la instalación será “completamente autónoma” y que contará con sistemas móviles de agua, alcantarillado y energía eléctrica.
Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y ambientalistas han condenado la iniciativa. Activistas como Thomas Kennedy, de la Coalición de Inmigrantes de Florida, calificaron el proyecto como “una mala idea en todos los sentidos”, recordando las condiciones precarias de instalaciones similares, como las creadas por el sheriff Joe Arpaio en Arizona.
“Esto es una teatralización de la crueldad”, expresó María Asunción Bilbao, del American Friends Service Committee, aludiendo al uso de lenguaje deshumanizante y a la peligrosidad del entorno.
Las críticas también provienen de sectores indígenas y ambientalistas, que consideran la construcción como una amenaza directa para las tierras sagradas y el ecosistema de los Everglades, fuente vital de agua para el sur de Florida. Amigos de los Everglades y otras organizaciones han interpuesto una demanda para detener el proyecto, alertando sobre su impacto ecológico.
En respuesta, DeSantis aseguró que la instalación tendrá “impacto cero” en el medio ambiente y que las críticas buscan frenar la aplicación de leyes migratorias. “Solo están usando los Everglades como pretexto”, declaró.
Mientras tanto, los trabajos continúan, en medio del calor, la humedad y un creciente debate nacional sobre derechos humanos, medioambiente y políticas migratorias.





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