Arde la campaña, pero que no arda el país
El próximo domingo se realizarán las elecciones para elegir Presidente de Colombia durante los próximos cuatro años, y el ambiente no puede estar más polarizado. El desvanecimiento del uribismo luego de una mala jugada a sus precandidatos más fieles como Paloma o Cabal, el crecimiento descomunal de la campaña de Gustavo Petro, la falta de conexión de Fico con la gente, y el surgimiento de una nueva figura como Rodolfo Hernández, tienen la contienda en su punto máximo de efervescencia, a escasos días de la elección.
Las descalificaciones, los mensajes incendiarios, las jugadas políticas, los debates, así como las verdades a medias, al igual que en anteriores campañas, ha sido el componente primario de estas elecciones, que hoy tienen a un Registrador en el ojo del huracán por supuestas irregularidades en la votación de Congreso, y a un país en el debate insulso de la izquierda o la derecha. Fajardo pareció avisparse al final de la campaña, pero es poco probable que le sirva de algo, pues debió tomar posición en los temas álgidos del país en su momento, y no en la recta final cuando ya todo pareciera estar decantado.
Hay una realidad, y es que por primera vez en la historia, el que puntea las encuestas no es el candidato del establecimiento o el que se reelige, sino el líder de oposición de los últimos cuatro gobiernos, y aquello genera zozobra, temor, y malestar en la clase política tradicional. No se puede negar que Petro se ha preparado durante muchos años para ser Presidente, y pese a lo populista e incierta de algunas de sus propuestas, su preocupación por lo social resulta atraer la atención del ciudadano de a pie. A su vez, la necesidad de un cambio profundo al país, recae sobre la espalda de quizás el candidato más distinto a quienes han gobernado a Colombia en décadas. No obstante, y aunque pareciera que, sin haberse votado, Petro ya se siente ganador, los procesos electorales son dinámicos y coyunturales y cualquier cosa puede pasar.
A hoy, podría decirse que Fico el apoyo velado de la derecha, ni supo provechar el papayazo que le sirvió el Centro Democrático al escoger al quemado Óscar Iván Zuluaga como candidato, mucho menos el miedo a Petro, que todavía conservan algunos en el país, y del que Rodolfo Hernández si ha logrado sacar provecho, pues ha tenido la fortuna y la providencia divina de ser visto con otros ojos, pese a lo corto de sus propuestas. Hoy el rival de Fico no es Petro, sino Rodolfo, porque es probable, que si Petro no gana en primera vuelta, le gana a Fico en segunda, pero no a Rodolfo, a quien deberá rodearse de gente muy técnica y preparada de los sectores empresariales y académicos.
Una lástima lo de Fajardo, porque a mi modo de ver, es el más preparado, el más limpio, y una persona, que algún día tendrá que llegar a la Casa de Nariño. Amanecerá y veremos.