Cultura

Basado en una historia real

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

La primera en llamar fue mi madre. Quería saber qué estaba pasando; no entendía lo que estaba viendo en la televisión: ¿Cómo era posible que Jack Peters nuestro santo señor guía espiritual de casi toda Norteamérica y del resto del mundo estuviera siendo acusado de tráfico de personas, delitos sexuales y fraude?

Y lo que era peor: ¿Cómo era posible que mi foto y mi nombre estuvieran a su lado acusada como una de las proxenetas que le ayudaba a reclutar mujeres para que cometieran todo tipo de vejámenes?

Solté el teléfono mientras escuchaba los gritos y el llanto de mi madre al otro lado de la bocina. Caminé despacio y me senté en el sofá frente al televisor. Todo comenzó a darme vueltas; era como estar en otra dimensión.

En la televisión seguían apareciendo los testimonios de mujeres que, en efecto, yo conocía y no solo de presencia, las conocía desde lo más profundo de su intimidad. Una ráfaga de imágenes comenzó a chocar contra mi cerebro.

Las fiestas, los bailes, las sesiones, las orgias, las drogas, los ritos, todo se recreaba con una majestuosidad única mi memoria, como su hubiese estado actuando bajo el efecto de una droga y hasta ahora estuviese despertando: ¿Qué había hecho? ¡Por Dios! ¿En qué me había convertido?

Luego de mi exitosa carrera en televisión me sumergí en una profunda depresión. Había dedicado más de diez años de mi vida a la serie y cuando intenté reinventar mi carrera en otras producciones, fui rechazada como rechazan a muchos actores que se encasillan en un personaje y que después de un tiempo les es difícil convencer al público que se puede llegar a recrear otro papel sin caer en el recuerdo del personaje de toda la vida.

Fue así cómo lo conocí. Una amiga me habló de él. No puedo negar que sentí algo especial cuando escuché sus palabras, fue como… como si estuviese viviendo una verdadera experiencia con el cosmos. Me sentí liviana, conectada con el mundo de otra manera, me sentí nueva… renacida.

Creo que no tengo mucho más que decir sobre el asunto. Simplemente, así como dediqué más de diez años de mi vida la serie, le dediqué toda mi existencia a Jack. No me importó nada, sabía que lo que estábamos haciendo no estaba bien, pero, mi amor y admiración por él era más fuerte.

Encontraba en cada acto, por más aberrante que fuera, una conexión espiritual única, sorprendente. Podía ver la clarividencia en esos encuentros secretos. El clímax que experimenté no se compara con nada en este mundo.

Pero, ahora que todo ha salido a la luz me doy cuenta de que fui utilizada una vez más. Hoy nadie hablará de mi personaje y de la manera como fui aceptada y aclamada durante tantos años. Nada de eso. Dentro de poco la policía vendrá por mí, es evidente; sin embargo, la misma gente que antes me brindaba su cariño serán ahora los verdaderos verdugos.

Están golpeando a la puerta. No tengo nada más que decir. Si pudiese devolver el tiempo, pero…

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