Opinión

Cali en llamas

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

La tragedia ambiental que vivió Cali entre el jueves y viernes pasados, no tiene precedentes. Al menos, yo no recuerdo nada similar en los últimos 37 años, tiempo que he vivido en esta ciudad que considero hermosa, principalmente por sus montañas verdes, imponentes, majestuosas.

Ver cómo se calcinaban los cerros, el tamaño que alcanzaban las llamas y pensar en toda la vegetación y animales que se estaban viendo afectados, fue devastador. Lo fue más, saber que desde la Presidencia se negó el apoyo aéreo ese día para mitigar el incendio. El viernes, pasado el mediodía, se reinició el fuego en un punto de la montaña que todavía no se había quemado del todo y la fuerza del viento se encargó de esparcir las llamas a una velocidad inimaginable. Ver eso, hizo que la situación se sintiera como algo apocalíptico. Afortunadamente, los helicópteros hicieron presencia y, después de unas horas, ayudaron a controlar la conflagración. El alcalde de Cali ya ofreció 50 millones de pesos a quien dé información que permita capturar a los delincuentes que provocaron las conflagraciones.

Hoy, no solo la urbanización de grandes edificios altera la hermosa vista que tiene nuestra ciudad de sus cerros tutelares y montañas, también lo hacen las personas interesadas en dañar para obtener beneficio, porque está comprobado por la Policía, que son personas inescrupulosas las que queman las montañas para poder apoderarse de ellas, rentarlas o venderlas. Apoderarnos de lo que no nos pertenece es una práctica más común de lo que uno quisiera. La prueba está en que ayer domingo, la Secretaría de Seguridad y Justicia tuvo que hacer presencia en una zona conocida como la Buitrera, porque los vecinos reportaron presencia de maquinaria amarilla, encargada de abrir terreno y comenzar construcciones ilegales, justo después de haberse presentado esos incendios. ¡Qué coincidencia!

Ahora, la pregunta que queda es ¿cómo se van a recuperar estas zonas incineradas? El Dagma ya ha hecho presencia en ellas para evaluarlas y hacerse a una idea de cuál será el paso a seguir para recuperar estos terrenos, pero no podemos sentarnos y esperar a que el municipio lo haga todo. Es necesario que la empresa privada apoye el proceso y se tome la recuperación de estos espacios como un objetivo de Responsabilidad Social Empresarial, que se coordine con las entidades responsables para definir planes que permitan la recuperación de la tierra, la realización de siembras con sus colaboradores y se defina un seguimiento a estos espacios para garantizar una verdadera y completa recuperación. Además, estando estos lugares protegidos, se podrá evitar que los delincuentes regresen a completar la labor que comenzaron.

Pero como ciudadanos, no solo debemos estar pendientes de los planes de recuperación que el municipio o la empresa privada definan, también necesitamos conocer cuáles son las propuestas de los candidatos a la Alcaldía y al Concejo, para evitar que estas situaciones se presenten. Y no sólo en Cali, esto debe preverse en todo el país, porque estas prácticas no son exclusivas de una zona o región. Es claro que ya en Santander también se han presentado este tipo de hechos, por eso es necesario estar atentos a las medidas que pueden tomar quienes dirigen las ciudades.

Incluso, no descuidemos a nuestros ediles, esos miembros de las Juntas de Acción Local responsables de plantear y aprobar las propuestas para el desarrollo económico y social de la ciudad. Ellos pueden, desde su cargo, gestionar propuestas que beneficien a su comunidad, permitiendo la participación de ésta en la defensa de los derechos fundamentales. Y el derecho a la vida es el primer y principal derecho, y nuestras montañas son una muestra de ello.

Como se acerca la fecha, hago la pregunta ¿ya decidió por quiénes votará el próximo 29 de octubre? Recuerde que escogerá a los que inciden directamente en la ciudad que usted habita.

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