Cali es inteligente
Superando todas mis expectativas, el Concejo de Cali hundió esta semana el proyecto Cali Inteligente presentado por la Alcaldía de esta ciudad. Este proyecto se consideró como una estrategia para consolidar a Cali como una ciudad innovadora, competitiva y moderna, a través del uso de tecnologías inteligentes en componentes de semaforización, iluminación, seguridad, coberturas de wifi y gestión ambiental, a partir del manejo de 142 mil millones de pesos que serían tomados de forma vitalicia, del presupuesto de alumbrado público.
Pero el proyecto se presentó sin estudios técnicos, análisis de mercado y plan de negocios, evidenciando que era una empresa de papel, que carecía del sustento necesario para hacerla viable y a la que se le iba a entregar el dinero de los caleños para manejarlo como todo lo que hace el alcalde: a dedo, por eso, Cali es inteligente al negarse a su aprobación.
Jorge Iván Ospina ha defendido este proyecto, argumentando que Cali necesita ser una ciudad sostenible, inclusiva e innovadora, pero no ha sido capaz con lo que tiene y maneja desde enero de 2020, de tapar los huecos de las calles; de arreglar por completo y de manera permanente, la semaforización que la ciudad perdió durante los días del paro; de darle seguridad a los caleños, quienes ya temen salir a las calles incluso, a pasear sus mascotas porque, si no les roban sus pertenencias, les quitan sus animales de compañía; de poner en orden todo tipo de desorden que se presenta en la ciudad. Con el tiempo, se ha convertido en un disociador más de las redes sociales, que en el conciliador que necesita una ciudad para dirigirla.
Su impopularidad ha llegado a tal nivel, que su estrategia en Twitter consiste en publicar información sobre la que nadie puede hacer comentarios, impidiendo que quienes no estén de acuerdo con sus ideas se puedan manifestar. Así, puede decir que gobierna frente a todos, pero sin enterarse de “primera mano” qué piensan los caleños, demostrando su indiferencia ante la opinión de sus detractores.
Hay otro punto que, en este caso, considero necesario tener en cuenta: Creer que Emcali es la entidad indicada para liderar el desarrollo del proyecto, también me genera dudas. La defensa de lo público parte de la defensa de los intereses del pueblo y Emcali ha demostrado por décadas estar politizada y ser inoperante, evidenciando que su interés no es el bien general, sino el particular, el de cada uno de los que trabajan allí y reciben los beneficios de una entidad que se encuentra destinada para ser usada como fortín político de algunos. Para nadie es un secreto que sus sindicatos no le permiten brillar; que sus servicios no se caracterizan por su excelencia y que se encuentra constantemente, ad portas de ser liquidada. Esperemos que la inteligencia le permita a Cali darse cuenta que necesita salvarla y hacerla operativa, para lograr desarrollar la ciudad.