Opinión

Como en un circo

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Colombia, de la mano de Gustavo Petro, se ha convertido en toda una función circense. Cada que algo no funciona, él sale con una idea que, seguramente, considera maravillosa y que cree, servirá para distraer a los colombianos de la realidad que tiene viviendo al país.

Sin embargo, el resultado termina siendo totalmente contrario: todos terminamos poniendo los ojos sobre sus acciones o las de su Gobierno y nos damos cuenta de que algo hizo o propondrá que, quizás, no es o no será benéfico para nuestro país.

Esta semana, a la conmemoración del 7 de agosto, el presidente llegó una hora tarde. Ante eso y seguro, como consecuencia de sus acciones previas, los militares subieron a la tarima y obviaron saludarlo. Si me lo preguntan, mal proceder por parte de nuestros militares, porque jefe es jefe y “el que manda, manda, aunque mande mal”, así que lo que hicieron, terminó mostrándolos como irrespetuosos. Pero ese es otro tema.

Lo complejo es que, después de haber llegado tarde una vez más y a pesar de conocer que las cifras por secuestro y extorsión han crecido en el país, su mejor propuesta, al día siguiente, fue la de cambiar el escudo nacional, según él, porque el actual no representa la realidad del país. Básicamente, su propuesta consiste en modificar la cinta que, bajo el cóndor, dice “Orden” por “Orden justo” porque “el único orden posible en la sociedad, es el orden de la justicia”, dice el presidente Petro. Y puede tener razón, la justicia es algo que todos queremos y todos necesitamos, pero ¿no sería más adecuado que, en vez de poner a una congresista a legislar por un escudo, se preocupara por ver cómo, su gobierno, trabaja por lograr ese orden justo?

Porque si de hablar de justicia se trata, es poca la que hemos visto en este gobierno, sobre todo porque, para ser justo con unos, les quita a otros. Como ocurrió con las pensiones, que le dio, a través del pilar contributivo, una renta vitalicia a mujeres de 60 y hombres de 65 años que no cotizaron o no cumplieron con los requisitos para pensionarse. En simultánea, los trabajadores no podrán escoger dónde hacer su ahorro, porque hasta 2.3 salarios mínimos, los ahorros deberán estar sí o sí en Colpensiones, el fondo del Gobierno… Y la falta de libertad no es justicia.

Tampoco hay justicia en la reforma a la salud, que se ha encargado de dejar desprotegido principalmente, al adulto mayor, quien se ha visto perjudicado por cambios de EPS, de IPS, por la demora en las citas que, a esa edad, ya se convierten en prioritarias… Y un mal servicio de salud tampoco es justo y perjudica a todos los colombianos.

Mucho menos justo es el sistema de justicia, que está haciendo ingentes esfuerzos para que, el hijo del presidente, Nicolás Petro, no pague por lo que hizo, a pesar de que se quedó con dineros que debían ir a la campaña presidencial de su padre.

Por eso, señor presidente, es hora de dejar de tratar los problemas de Colombia a través de espectáculos circenses que le convienen, para tapar la incompetencia de su Gobierno. Lleva dos años y, lo más justo en este punto, es que se ponga a trabajar en resolver los problemas que dijo, sabía cómo solucionar. Sólo así, habrá justicia para quienes votaron por usted y creyeron en sus promesas. El orden justo es que les cumpla a los colombianos.

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