Opinión

De Ambuila a Pitufo

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Las declaraciones de Diego Marín Buitrago, conocido como “Papá Pitufo” o “el zar del contrabando”, nos tienen en vilo a todos en el país. Al parecer, desde congresistas hasta policías, pasando por funcionarios de la DIAN, han estado durante años en la nómina del señor, recibiendo sobornos en bolsas negras (déjà vu) y cajas de cartón, con el objetivo de permitir que el contrabando ingrese al país.

Este señor, según manifestó la Unidad Investigativa de El Tiempo, sostuvo una reunión en época de campaña con el entonces candidato Gustavo Petro y su defendido, Armando Benedetti, a pesar de que el mismo presidente lo niega, en su cuenta de X, en un escrito que, en vez de aclarar, oscurece. Analicemos las explicaciones del propio presidente que, como de costumbre, son un collage de ideas que llegan a contradecirse entre ellas mismas.

El presidente manifiesta: “Tengo que hacer constar qué jamás hubo una reunión con Benedetti, Diego Marín y yo en Madrid, España, como dejan insinuar ciertos medios de comunicación. Solo hubo un evento público con centenares de colombianos en el auditorio público de la central obrera española UGT que fué convocado de manera pública y en el cual solo hablé dictando una conferencia”. En este párrafo, el presidente confirma que sí hubo un encuentro con Marín, que lo reconoce, lo identifica plenamente entre aquel grupo presente, lo que evidencia que en aquel momento al menos lo conoció, por lo que quiere minimizar su presencia.

El presidente continúa explicando “Solo he visto a Marín una vez, tiempo después. La única vez que vi a ese señor fue llevado por Daniel García, un exfuncionario de mi alcaldía del partido verde, que me lo presentó con otros señores como empresario del sanandresito. Le expliqué. sin saber quien era, que mi política consistía en transformar los sanandresito de espacios de contrabando, en espacios de producción nacional. No ofreció dinero para la campaña mientras estuve allí”. ¿Cómo dice el presidente “La única vez” cuando ya reconoció que hubo un primer encuentro? Y eso de “con otros señores” ¿indica que hay posibilidades de que se hayan tejido relaciones con otros delincuentes o cómplices de este señor? Además, ese “No ofreció dinero para la campaña mientras estuve allí” es una frase que claramente, busca librarlo de la responsabilidad de lo que pudo haber ocurrido. Suena muy parecido al inolvidable e infortunado “Todo fue a mis espaldas”, que le permitió ya a un presidente, lavarse las manos frente a la ley, aunque la opinión pública sabe con claridad la verdad de aquellos hechos.

Renglón seguido, continúa el presidente Petro: “En esa reunión también estaba Xavier Vendrell y fue allí donde él conoció también a Diego Marín” indicando que es en este segundo encuentro, donde comienzan a aparecer los tentáculos de Vendrell. Y continúa: “Cuando me enteré por información de Augusto Rodríguez que alias “el Pitufo” había dado 500 millones con destino a la campaña, ordené de inmediato devolver el dinero y grabar la devolución porque, en general dinero en efectivo en gran cantidad es de mala procedencia”. Lo curioso es que no hemos podido ver ese video que, creo yo, debió haber aparecido al día siguiente de que Augusto Rodríguez, en el televisado y desastroso Consejo de Ministros, mencionara al señor Marín. A esta altura de la historia, no hay claridad en quién recibió el dinero de Marín ni cuál fue el objetivo expuesto al entregarlo, porque, seamos honestos, nadie entrega $500 millones tan fácilmente, sin haber dejado claro qué se quiere lograr con ellos.

Y prosigue el presidente con su escrito: “Un día después con la certeza ya de quien se trataba el falso empresario de san andresito:  el señor Diego Marín,  que se había propuesto infiltrar la campaña, incluso ofreciendo hasta 10.000 millones por los puestos de la DIAN y la Polfa, dí orden pública de no recibir dineros en las regiones y concentrar esa actividad exclusivamente en la gerencia nacional, que tuvo explícita indicación mía de no recibir un solo peso de la mafia, de carteles de la contratación o de dueños de bancos”. Si ya siendo presidente, Gustavo Petro sabía cuáles eran o habían sido las intenciones de este señor y hasta dónde llegaban o podían llegar sus tentáculos, ¿por qué no se dedicó, desde el primer día, a acabar con la corrupción existente en estas esferas, que perjudica directamente los bolsillos del país, en vez de ir detrás de los militares que solamente buscaban hacer carrera para servirle mejor preparados a la patria, mientras lograban una mejor pensión de retiro? ¿No era más sensato, enfocarse en problemas reales, combatirlos y tratar de erradicarlos, de la mano de personal más experimentado y capaz?

Y concluye “Desde allí comenzó mi actividad por hacerlo capturar, cosa que logré en España”. Y aunque toda la izquierda está concentrada en decir que esto no había pasado nunca y que la corrupción en la Polfa y en la Dian estaban en la total impunidad hasta que llegó Gustavo Petro al poder, es necesario recordar que en 2019 hubo unos pinitos importantes, que pusieron a la luz no sólo la corrupción que se presenta alrededor del puerto de Buenaventura, sino la que hay al interior de todas las entidades y organizaciones que hacen parte del engranaje que permite las importaciones y exportaciones en nuestro país.

El caso más sonado ha sido el de Ómar Ambuila y su familia, que no fue victorioso, únicamente, por la gestión de las autoridades. Todo se dio a conocer gracias a Jenny, la hija, quien se dedicaba a mostrar en redes sociales, la ostentosa y exuberante vida que llevaba en Estados Unidos, donde estudiaba y cuyas calles paseaba a bordo de un Lamborghini, todo esto, gracias a los 10 millones de pesos que su papá ganaba en la Dian en aquel entonces. La Silla Vacía publicó en la época, un artículo muy bien dateado “Cinco directores de la DIAN no vieron la corrupción de Ambuila en Buenaventura”. Un repaso a la historia para que no la olvidemos.

De nuevo, el presidente Petro no es quien ha descubierto que el agua moja, pero confiemos en que sí sea esta vez, quien nos dé la oportunidad de ver desmantelada toda esa red de corrupción que tiene envuelta a Buenaventura y a todas las entidades que trabajan alrededor de las importaciones y exportaciones de nuestro país. Confiemos en que, por primera vez y con todos los ojos puestos sobre él, el presidente va a ser el cambio que prometió.

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