De Barretistas a Hurtadistas
Juan David Rincón Galindo
Comunicador Social y PeriodistaEspecialista en Periodismo Deportivo
Socio ACORD – Tolima
Director Tolima Online
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Por estos días hemos visto como el exalcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, ha sido el gran protagonista en la política del Tolima, todo por reclutar algunos de los llamados “Barretistas” que han sido ninguneados durante el arranque de los actuales mandatarios de dicha colectividad en las diferentes alcaldías, institutos descentralizados y hasta en la misma gobernación del Tolima.
En la arena política, el desconocimiento y la ingratitud hacia aquellos que una vez brindaron apoyo son lamentablemente bastante comunes. Muchos políticos, una vez elegidos, parecen olvidar rápidamente las promesas y compromisos que hicieron durante sus campañas electorales, y en lugar de ello, optan por ningunear a quienes les respaldaron en su momento o recordemos las declaraciones de “Iván Mordisco” en contra del hoy presidente Gustavo Petro.
Este comportamiento, que podría catalogarse como una traición a la confianza depositada en ellos por parte de sus electores y colaboradores, es un problema que afecta la credibilidad y la confianza en el sistema político en general. Los ciudadanos se sienten defraudados al ver cómo aquellos a quienes ayudaron a alcanzar el poder ahora los ignoran o incluso los desprecian.
El desconocimiento de algunos políticos hacia sus bases de apoyo es un síntoma de una cultura política enferma, en la que prevalecen los intereses personales sobre el bienestar colectivo y en la que la lealtad y la gratitud son valores que parecen haber quedado en el olvido. Esta actitud no solo socava la legitimidad de los líderes políticos, sino que también alimenta la desconfianza y el cinismo entre la población.
Es crucial que los políticos recuerden que su poder y su autoridad provienen del respaldo de la ciudadanía, y que deben rendir cuentas a aquellos que les confiaron su voto y su confianza. Ignorar a quienes les ayudaron en su ascenso al poder es un acto de deshonestidad y falta de ética que no puede ser tolerado en una sociedad democrática.
En última instancia, los políticos deben recordar que el verdadero poder reside en el pueblo, y que su deber es representar y servir a los intereses de todos sus ciudadanos, no solo a los de unos pocos. La falta de reconocimiento hacia aquellos que les ayudaron a llegar a donde están es una afrenta a la democracia misma, y es hora de que los líderes políticos asuman la responsabilidad que les corresponde y se comporten con la integridad y la humildad que el cargo exige.
Los compromisos son para honrarlos y pareciera que eso se les ha olvidado a quienes pidieron el respaldo, así que seguramente veremos nuevos “Hurtadistas” que llegarán en busca de algo más que una fotografía para el recuerdo con el candidato.