De la deuda social a la rentabilidad social
En estos días de calentura electoral muchas son las cosas que se dicen, y se hacen para obtener réditos electorales, en las que se dicen obviamente hay un contenido argumentativo retorico, falso y en otras verdades de a puño con evidencia que son irrefutables. Los procesos electorales de campaña son instancias que sacan lo mejor y lo peor de la gente, sobre todo lo peor y lo mejor de la dirigencia, lamentablemente en la política de hoy el daño que ocasiona la mentira, la falsedad del argumento o la narrativa punzante que recuerda la teoría de comunicación de Goebbels “di una mentira cuantas veces sea necesario, hasta convertirla en verdad” se ha apoderado de formas de hacer la política, sobre todo se refleja en aquellos limitados en capacidad, en resultados y sobre todo en deficiencia con el cariño de la gente.
En el Tolima han sido 162 los años de historia, donde el partido rojo ha gobernado más del 90% de esos años, acumulando una enorme deuda social de violencia y abandono del Estado en todo el territorio, un acumulado de décadas de abandono de la red terciaria y secundaria, de la salud, la educación, el apoyo a los sectores productivos y la seguridad. Ese acumulado que requiere de años y años de inversión, porque un mal periodo de gobierno donde se dejan de tomar decisiones y acciones importantes puede tener 20 o 50 años de consecuencias negativas.
Pasar de esa gran deuda social a la rentabilidad social, ha sido una tarea difícil, primero por la cultura política del clientelismo, la politiquería, el escritorio y la corrupción, segundo porque se deben tomar acciones urgentes, importantes y estructurales que requieren tiempo a fin de lograr LOS HECHOS, que salden lo más pronto posible ese acumulado negativo. Kilómetros de vías pavimentadas, megacolegios, hospitales, apoyo al campesino, recuperación de la educación superior, organización y apoyo a los sectores productivos, seguridad, son entre otros logros esa rentabilidad que salda el acumulado de violencia y abandono que nos dejaron del pasado.
Debemos seguir recorriendo el camino para mantener la dignidad perdida durante décadas, para seguir saldando esa gran deuda social, que nos permita seguir obteniendo rentabilidad social, esa donde no cabe el engaño, la retórica o la falsedad.