Opinión

El abstencionismo, base de la democracia

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Se realizaron ayer las Elecciones Consejos de Juventud 2021, las cuales fueron creadas para elegir 11.000 consejeros que participarán en la formulación de políticas públicas en temas de juventud. Se postularon 41.825 jóvenes, 21.020 de ellos eran hombres y 20.805 mujeres, cumpliendo con la paridad de género que tanto anhelamos. Para estas elecciones, se dispusieron 19.983 puntos de votación para 12.282.273 jóvenes entre los 14 y 28 años, quienes eran los habilitados para sufragar.

Como es costumbre, ejercer el derecho al voto también otorgaba beneficios para los electores: media jornada de descanso remunerado; privilegio en empates para ingreso a instituciones de educación superior; un mes de descuento del servicio militar obligatorio; preferencia en becas educativas y subsidio de vivienda; 10 % de descuento en la matrícula IES; rebaja del 10 % en la expedición del pasaporte; descuento del 10 % en duplicados de cédula y libreta militar. Además, la Registraduría profirió el 3 de diciembre, la Resolución 15881 de 2021 para los municipios zonificados y los menores de edad entre 14 y 17 años que, al presentarse en un puesto de votación, probaran que están habilitados en un puesto lejano a su residencia. Así, pretendían garantizar el derecho a la participación de este sector que merece protección especial.

Sin embargo, ni la idea de ingresar a ser partícipes de la democracia ejerciendo el derecho a elegir y ser elegido, ni las prebendas ofrecidas por hacerlo, fueron motor suficiente para lograr la participación de nuestros jóvenes en estos primeros comicios. Como ocurre en las elecciones ‘de los mayores’, el abstencionismo, que parece ser la base de nuestro sistema electoral, fue el gran ganador. Con la totalidad de las mesas escrutadas, solo 1.279.961 votantes asistieron a las urnas, únicamente el 10,42 % de los jóvenes que estaban habilitados para votar. Y, aunque era la primera vez que se daba esta oportunidad, en las redes sociales pudimos encontrar a quienes denunciaban trashumancia electoral, compra de voto a $40.000 e incluso, ingenuos que, queriendo burlarse del proceso electoral, publicaron cómo la Resolución 15881 y la falta de conectividad y tecnología, les permitió votar en dos ocasiones, en diferentes puestos de la ciudad, lo que es claramente, un delito.

Espero que la justicia esté en capacidad y tenga el interés para encargarse de estas irregularidades, sobre todo porque se presentan ante quienes comienzan a conocer nuestro sistema electoral y no podemos permitir que su primer contacto con la democracia, sea evidenciando que hay delito en ella y que, ante el delito, no hay ningún tipo de sanción. Acabamos de vivir una jornada electoral que, es claro, no cumplió su objetivo. Ahora, debemos identificar por qué y corregir, porque ya es suficiente con la pérdida económica que representaron y no podemos permitir que se conviertan en una pérdida también, para la democracia, estableciéndolas como un mecanismo sin norte, sin respaldo y sin resultados.

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