El Tolima y su oportunidad perdida: Un llamado a la inversión en el talento deportivo
El Tolima e Ibagué, en su ambiciosa aspiración por convertirse en sedes de los Juegos Nacionales y Paranacionales 2027, y de los Juegos de la Juventud en 2028, han visto cómo su sueño se desvanece. A pesar de los esfuerzos realizados, el “Renacer” no logró convencer al presidente Gustavo Petro y al Ministerio del Deporte de que eran la mejor opción para estos eventos. Aunque esta derrota es un golpe duro para el departamento, también abre la puerta a una reflexión necesaria sobre cómo gestionar los recursos destinados al deporte.
Si bien ser sede de estos eventos hubiera sido un gran impulso para la región, es crucial entender que el verdadero pilar del éxito deportivo no se encuentra en las infraestructuras, sino en el apoyo constante y estructural a nuestros deportistas de alto rendimiento y entrenadores. Si había recursos destinados para ser sede, es imperativo que estos fondos se redirijan hacia el fortalecimiento de las ligas que históricamente han sido protagonistas y han otorgado medallas de oro, plata y bronce al Tolima.
La gobernadora Adriana Magali Matiz, junto con su equipo de Indeportes Tolima, tiene la responsabilidad de realizar una inversión estratégica y sostenida en el talento local. Esto implica no solo apoyar a los deportistas actuales, sino también garantizar un relevo generacional efectivo a través de un proceso metodológico serio. Muchos de nuestros atletas se preparan para sus últimos juegos, y es necesario cultivar a las futuras generaciones con la misma dedicación.
La oportunidad perdida de ser sede no debe ser motivo de desánimo, sino un llamado a la acción para gestionar el deporte de competencia con la seriedad que corresponde. Si se disponía de recursos para ser sede, es innegable que también debe haberlos para potenciar el talento que representará al departamento en los próximos Juegos Nacionales en Córdoba y Sucre en 2027. El éxito del deporte tolimense no depende de ser sede, sino de invertir en su verdadero capital: sus deportistas y entrenadores.
