Falta de integridad
El pasado viernes a las 5:20 p. m., cuando la mayoría de los colombianos estaban alistando la maleta y la cabeza para disfrutar de la Semana Santa, el gobierno presentó la reforma a la salud. Sí, esa misma que el miércoles se había caído porque no tenía el respaldo necesario de las bancadas, misteriosamente y en solo dos días, contó con las firmas requeridas y pudo ser radicada en el Congreso.
Y aunque esta reforma es uno de los muchos pilares del Gobierno Petro y para ninguno de nosotros es un secreto que quieren que salga avante como sea posible, lo que sí comienza a generar sospechas es por qué Camilo Ávila del partido de la U y Gerardo Yepes del partido Conservador, decidieron firmarla. Eso nos deja pensando qué pudo ofrecerles a cambio el Gobierno, porque no es creíble pensar que hayan cambiado de decisión, simplemente porque consideraron que respaldar la propuesta era lo mejor para los colombianos. De hecho, ya el Partido Conservador a través de un comunicado, desautorizó la firma de Yepes porque “no representa la posición del Partido Conservador”.
Porque conocemos cómo es la política y cómo se ha comportado desde siempre, sobre todo en este gobierno, donde se hicieron alianzas con todos aquellos a quienes criticaron en campaña con base en la premisa de poder gobernar con mayor libertad al agrupar a todos los actores posibles, no es incoherente pensar que el cambio en la posición política de estos representantes, tiene una razón basada más en la conveniencia personal que en la general.
Y es que, ¿cómo podemos tener la seguridad de que lo que se ofreció a estos firmantes y/o a sus partidos, no se ofrecerá a aquellos que, hasta hoy, no han cambiado su opinión y continúan considerando inconveniente la reforma? Lo grave de esta situación es la falta de integridad que hay en los políticos, quienes son capaces de vender su alma al diablo, con tal de lograr lo que quieren. Como evidencia, solo necesitamos ver al presidente del Senado, Roy Barreras, quien ha pasado por el uribismo, el santismo, el petrismo y ahora, tiene su propio partido, quizás la corriente a la que llamaremos el “barrerismo”. Pero, para consolidar su poder, lo primero que necesita es sacar adelante las propuestas del gobierno para el que se supone, trabaja, pero lo que realmente hace mientras consolida “el cambio”, es medir su verdadero poder para cuando decida separarse del Pacto Histórico y fortalecer su partido.
Tendremos que esperar el desenlace de la ponencia de la reforma a la salud, escuchar los argumentos de quienes la respaldan, porque decir que se quiere “el cambio” ya no es suficiente. Los colombianos esperamos que, al menos por un momento, dichos políticos piensen en la oportunidad que tienen en sus manos para hacer lo correcto, por los colombianos y sus propias familias.
