Imer el “dueño” de la Comisión Arbitral
Juan David Rincón Galindo
Comunicador Social y PeriodistaEspecialista en Periodismo Deportivo
Socio ACORD – Tolima
Director Tolima Online
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Los malos arbitrajes en el fútbol colombiano son un tema recurrente que afecta la integridad y la equidad de las competiciones. En medio de este panorama, la Comisión Arbitral ha generado controversia al respaldar a Imer Machado, el encargado de los arbitro en Colombia es señalado por decisiones polémicas y errores que han influido en el desarrollo de los partidos.
La falta de imparcialidad y la opacidad en las decisiones de la Comisión Arbitral han generado descontento y desconfianza entre los equipos, los jugadores y la afición. Se cuestiona la objetividad de los procesos de evaluación y selección de árbitros, así como la falta de consecuencias ante errores evidentes que afectan el desarrollo y el resultado de los encuentros.
El respaldo incondicional a Imer Machado, a pesar de las críticas y las evidentes falencias en su desempeño, pone en entredicho la credibilidad y la transparencia de la Comisión Arbitral. La percepción de favoritismo y la falta de rendición de cuentas alimentan la sensación de impunidad y la falta de justicia en el arbitraje colombiano.
Es fundamental que la Comisión Arbitral asuma su responsabilidad y actúe con diligencia para corregir las deficiencias en el arbitraje colombiano. Esto implica implementar mecanismos de evaluación objetiva, brindar capacitación constante a los árbitros y garantizar la aplicación justa de las reglas del juego.
La transparencia y la rendición de cuentas son elementos esenciales para fortalecer la confianza en el arbitraje y en las instituciones deportivas. La Comisión Arbitral debe demostrar su compromiso con la excelencia y la imparcialidad, actuando con diligencia y rectitud en la selección y evaluación de los árbitros.
En resumen, es imperativo que la Comisión Arbitral tome medidas concretas para abordar los malos arbitrajes y restaurar la confianza en el fútbol colombiano. La integridad y la equidad en las competiciones dependen de la actuación transparente y responsable de las autoridades deportivas.