Iván el bobito

Iván el bobito llamó a su titiritero:
¡A ver mi puestico que voy a gobernar!
-Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
que hagas lo que te digo si lo quieres lograr.
Y el bobito Iván tomó su guitarra y se puso a cantar.
Hay una frase popular que dice que no se debe escupir para lo alto porque en la cara nos puede caer. Pues bien, es el caso de la reciente historia de nuestro país en materia política. Recuerdo que durante algún tiempo Venezuela y sus presidentes Hugo Chávez y posteriormente Nicolás Maduro, eran la burla para la mayoría de colombianos quienes no encontraban con qué más bromear que con las cosas que decían estos dos personajes; sin embargo, como una suerte de castigo divino el gobierno colombiano se llenó de un grupo de gente que parecen, con el perdón de los payasos, unos payasos que se dedican a todo menos a gobernar.
En este desfile de mamarrachos hemos visto de todo un poco, desde mujeres que dan vergüenza por sus discursos deschavetados y fuera de contexto, hasta expresidentes que parecen más las viejas chismosas del barrio y, para completar este circo de mala muerte, está el que ahora dice ser el presidente de los colombianos, un sujeto que realmente da pena ajena, un niñato que no sabe gobernar y que durante todo este tiempo no ha sido más que un comodín del Innombrable o Matarife que llaman.
No solo lo hemos visto de mandadero en otros países, sino, además, haciendo las veces de presentador de televisión, uno muy malo, sin contar sus paseítos varios y para rematar su pésima gestión con el tema de la pandemia. Por supuesto, no puedo dejar de lado su grosería contra las mujeres y contra la prensa que se atreve a preguntar sobre los asuntos importantes del país.
De Iván Duque definitivamente se puede esperar cualquier cosa, como lo que acaba de hacer en medio de su desespero al ver que a su patrón le han dado lo que podría definirse como un supuesto golpe bajo, y escribo supuesto porque falta ver que sea verdad. Lo anterior no es para menos, ya que un sujeto que no tiene carácter, que no tiene voz propia, un idiota útil sin lugar a dudas, no puede dar algo diferente a lo que ha hecho hasta ahora: ¡Nada más allá de ser el protagonista número uno de cuanto meme se quiera inventar!
Como sea, el país comienza a dividirse entre quienes apoyan al Matarife y quienes no; sin embargo, el más afectado en toda esta situación ni siquiera es Uribe, no; realmente el único damnificado es Iván el bobito, el mismo que pensó que gobernar era andar de paseíto y preciso le tocó enfrentar uno de los peores momentos del país. La tiene aparentemente dura el bobo de los mandados, aunque conociendo la estupidez a la que se acostumbró el país, lo más probable es que siga haciendo los oficios mientras su jefecito coordina todo desde la casita, como hacía su viejo amiguito Escobarcito.
Entre tanto, las Paloma, las Cabal y los otros, buscarán la manera de cambiar las leyes, y los y las periodistas prepagos sembrarán terror en la gente, todo, absolutamente todo para seguir mamando de la teta que tanto les gusta mamar y para que dejen gobernar al bobito, al bobito Iván.
Muy excelente tema el de Luis Carlos rojas felicitaciones