Opinión

La cereza del pastel

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

La semana pasada tuvimos las elecciones a Senado y Cámara, además de las consultas partidistas. Algunas curules aún están en entredicho, porque, como en las mejores épocas en que los resultados llegaban a medianoche y por teléfono, el reconteo está en proceso y puede dejarnos más sorpresas gracias a que, según parece, la tarea de capacitar a los jurados no fue bien hecha.

Muchos estuvimos en mesas donde los jurados fueron muy claros y explícitos frente a todas las opciones disponibles; otros, tuvieron que llegar a su mesa a pedir los tarjetones que necesitaban, lo que les incomodó bastante, pero, según instrucciones recibidas por los jurados, era lo que debían hacer. Esta diferencia en el procedimiento indica que, o la misma instrucción no fue impartida a todos, o los capacitadores no validaron qué tan clara quedó, paso infaltable en todo proceso de enseñanza.

Esto es solo la forma, la “cereza del pastel” está en el fondo, porque lo realmente complejo se presenta en el reconteo de los votos, donde se ha encontrado una diferencia aproximada de 500.000, ocasionando cambios en las curules del Senado y dejando en entredicho la idoneidad de la Registraduría que, una vez más, queda mal parada ante los electores y elegidos. Digo “una vez más”, porque en las elecciones de marzo de 2018, los tarjetones para las consultas no fueron suficientes y los jurados debieron fotocopiarlos para que los votantes pudieran ejercer su derecho, situación que molestó a más de uno y enardeció las redes sociales con peticiones de renuncia del registrador del momento, Juan Carlos Galindo.

Hoy, quien se encuentra en entredicho es el registrador nacional del Estado Civil, Alexander Vega Rocha, porque en el reconteo han aparecido votos que cambian los resultados que tuvimos en el conteo inicial. Sin embargo, no deja de ser sospechoso que los votos aparecidos en la circunscripción indígena, sean los que eligen por amplia diferencia a la hija de un parapolítico condenado y, los del Congreso, pertenezcan todos a un mismo partido. Muy ingenuo quien pretenda urdir un fraude de semejantes proporciones y solo esconda los votos del partido a opacar, sobre todo, sabiendo que el reconteo se iba a solicitar.

Esperemos los escrutinios finales. A estos nuevos resultados se les pondrán las trabas respectivas, porque nadie reconoce haber perdido, ni quiere aceptarlo. Quizás es hora de que la Registraduría entre de verdad, al siglo XXI, buscando, entre tanta tecnología, un método que permita garantizar los resultados obtenidos en cada mesa y capacitar correctamente a los jurados, quienes terminan siendo el punto más débil de la cadena, pero el que más se debe cuidar.

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