La Urgente Necesidad de Un Mensaje Claro del Deportivo Cali

El dolor que sienten los hinchas del Deportivo Cali por los resultados adversos es completamente comprensible. A medida que el fantasma del descenso acecha, la frustración se intensifica. Sin embargo, nada justifica el comportamiento violento y amenazante que algunos mal llamados hinchas han exhibido recientemente. Invadir terrenos de juego, amenazar a jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, así como agredir a los miembros de la transmisión de la televisión, no solo es inaceptable, sino que pone en riesgo la integridad de todos los involucrados.

Es hora de que el Comité Ejecutivo del Deportivo Cali, liderado por Humberto Arias, se pronuncie de manera clara y contundente. La situación actual del club no es solo un problema deportivo; es una crisis que requiere decisiones difíciles y comunicadas de manera transparente a los aficionados. El club necesita un plan sólido para salir del atolladero en el que se encuentra, y los hinchas merecen saber cuál es el camino a seguir.

Si la decisión es enfrentar la realidad de un posible descenso como una medida para corregir los gravísimos problemas financieros, entonces hay que ser sinceros al respecto. Descender es doloroso, pero no son ni los primeros ni los últimos en vivir esta experiencia. Lo que no se puede permitir es que el dolor y la rabia se traduzcan en actos de violencia y agresión. Un ambiente hostil solo lleva a más daño y menos soluciones.

Los hinchas deben recordar que su pasión por el equipo debe manifestarse de manera constructiva. Apoyar al equipo en las buenas y en las malas no puede convertirse en un pretexto para actuar de manera violenta. La historia del fútbol está llena de ejemplos de equipos que han sabido levantarse después de caídas, pero eso requiere unión, apoyo y un compromiso por parte de todos los actores.

Señor Arias, ya es hora de hablar claro. El Deportivo Cali necesita liderazgo y una comunicación directa que establezca el camino hacia la recuperación. Los hinchas tienen derecho a sentirse frustrados, pero no al costo de la seguridad de quienes representan a la institución. La pasión debe ser un motor de cambio, no un arma de destrucción.

La esperanza de un mejor futuro para el Deportivo Cali depende de cómo se maneje esta crisis. La responsabilidad es compartida, y ahora más que nunca, se necesita claridad y cohesión para sanar las heridas y volver a ser el ejemplo que un día fue en el Fútbol Profesional Colombiano.