Las Poesías de Tito
Juan Rulfo
Ahí viene Rulfo con sus ojos dormidos,
narrando el dolor,
rumiando las miserias
de su Méjico querido!
Suelos áridos
suplicando agua,
aves sin nido,
revoloteando el cielo sin destino.
Cuevas pobladas de serpientes
de alacranes y de alimañas,
sol inhumano
quemando el espinazo,
resquebrajando los espíritus
de unos pueblos carcomidos
en medio de fantasmas…
de fantasmas vivos…
despiertan al medio día
y estremecen sus quejidos!
Son siglos de miserias
esperando a un Moisés
que golpee las rocas
y haga brotar los manantiales,
que separe las aguas
para volver a su tierra
tiempos ha perdida!
A lo lejos se escuchan
los aullidos de los perros
ladrándole a la luna,
viejos presagios lastimeros
de terremotos y de muertos!
Es una historia larga
envuelta en todas las desgracias
y regada con sangre,
en una cadena interminable
de crímenes y de engaños,
conocida a media luz
y esparcida por los vientos,
escrita por miles de manos
y sentida por millones de almas.
El ejército legítimo
y el ejército proscrito,
las ametralladoras cuando hablan
allá en las hondonadas
Ya siento a Pedro Páramo,
ya vislumbro a los Trujillo Gerardo
y a los Fulgor Sedano
con sus leyes y sus trampas
jugando con los intereses de la patria!.
Hace tiempos los escucho…
en una procesión de almas
donde unas son muy santas
y otras tentadas por el diablo!
Sombras que delatan,
pasos que inquietan…
los golpes que desvelan
a una dirigencia obsoleta…
Seres impacientes
cansados de promesas,
mujeres famélicas
con sus hijos a cuestas.
Unos hombres arrastrando sus cuerpos
soportando latigazos inclementes.
Temblorosos, sedientos,
asesinos e inocentes,
todos juntos, todos revueltos.
Y se siente en el ambiente
el hervidero de las leyes y de los poderes.
Falsos decretos del cielo
a balazos refrendados en la tierra.
Témpanos de hielo
abrazados por la fiebre!.
Tigras carniceras
de sangre sedientas.!
Olor a pólvora
por los cuatro costados de la tierra!
Nubarrones presagiantes,
torbellinos de pasiones.
Se ha levantado crujiente
el volcán adormecido
vomitando fuego,
relampagueando en el firmamento,
sacudiendo a todos los seres vivientes.
Y se escuchan los estruendos
y se conmocionan los espíritus:
los crímenes y las orgías,
las verdades sacrosantas,
los poderosos con sus bienes terrenales,
dueños de la vida y hasta de las enfermedades!
Los sobornos y los fraudes,
la venta de estupefacientes y de armas,
mas rentables que el negocio del oro y los diamantes,
la mayor infamia de los traficantes: …
EL MAS GRANDE TESORO
DE UNOS POBRES MILLONARIOS!
Estallidos mortales,
el grito de las desigualdades!.
Las piedras erizadas
en unas tierras sin mañana!
Espineros y cactus
arañando el espinazo y las entrañas!
Cementerios sin almas,
cadáveres insepultos.
El paso de las mulas
arriadas por las ánimas!
Las ruinas mejicanas
la bandera de los traficantes:
negociantes de drogas, armas y migrantes!
El orden establecido
con un olor fétido, podrido.
Arrogante, incendiario.
Por el camino que va
mañana se desmoronara
como se desmorono Pedro Paramo.
Y Rulfo desde su tumba pregunta
por los desaparecidos estudiantes,
por las victimas del narcotráfico,
Y LAS LLAGAS MEJICANAS
CONTINUARAN SUPURANDO!
HASTA CUANDO LA JUSTICIA DIVINA
Y LA JUSTICIA HUMANA
LLEGUE A LOS HOGARES
DE TODOS DE LO MEJICANOS.
Tito Augusto Bustos Roa(01-07-97).