Opinión

Los sobrinos aborrecidos del tío Samuel

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

“Nuestras maletas maltrechas estaban apiladas en la acera nuevamente;

teníamos mucho por recorrer. Pero no importa, el camino es la vida”.

(Jack Kerouac) 

No hay duda, el tío Samuel y su gente detestan a los inmigrantes, aunque, sean estos los que siempre hayan hecho el trabajo sucio; aunque sean ellos, los inmigrantes, quienes les ayudan a mantener sólida su opulenta economía.

Por supuesto, este odio no se ve únicamente en la tierra donde todos creen que van a lograr un sueño, no, más para el norte pasa igual y si uno se va al otro lado la cosa no es que sea mejor.

A uno lo miran raro por el acento, por la pronunciación y ni hablar por el color de piel ¡Ah! Pero hay que verlos y verlas, hablando en los pasillos de cualquier lugar que, si las cosas no les funciona con el marido o con la mujer, solos no se van a quedar ¡No señor!

Ellos y ellas, los del idioma superior se van de cacería a Cuba o a cualquier otro lugar de esos en donde la gente piensa que el extranjero es el paraíso o simplemente se meten a sus páginas de mercados humanos y, con la carnada de los papeles para una residencia, cazan a los soñadores.

Sí, tal vez mucho se habla de la deportación, de la persecución a los inmigrantes en tierras extranjeras como lo que está sucediendo ahora en la Florida que para nada es nuevo, pero, poco se habla de los cientos, por no decir miles de personas, hombres y mujeres, que le han vendido el alma al gringo, a la gringa al canadiense o la canadiense, al europeo o la europea o al que sea y ahora vive en una romántica esclavitud que no les permite tener amigos, ni hacer llamadas, ni nada.

Aunque lo anterior da para escribir un libro o hacer una investigación y ahora no vamos a ahondar en el asunto; lo cierto es que el racismo sigue su curso, habitando en cada tierra de esas que, curiosamente, fueron conformadas por inmigrantes.

Como sea, de esta espantosa situación, lo que más lamento es que los gobiernos y la misma gente de Latinoamérica o de países con situaciones similares, no valoren lo que tienen, no trabajen por mejorar las condiciones de vida, por disminuir la violencia, por dar mejores oportunidades laborales entre otras cosas y que por esta razón muchos hayamos tenido que tomar esa absurda decisión de dejar nuestro hogar.

Por esta razón y miles más, y aunque muchos quieran seguir estando en la burbuja y vivir la apariencia del sueño extranjero, quienes estamos aquí afuera, siempre seremos los sobrinos aborrecidos del tío Samuel.

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