Opinión

No lo vieron venir

 Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa

Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa

Escritor

No hay duda, el miedo corroe a los Paracoperiodistas de Colombia y no nos asombra. En los últimos días hemos visto como, de manera muy organizada, todos estos personajes de los mal llamados medios de comunicación, se han dedicado a atacar a los comunicadores de medios alternativos.

En dichos ataques, sin argumentos y a punta de chisme, han caído tan bajo que ya ni siquiera se pueden levantar del fango que ellos mismos han creado. Han mostrado la calaña que son.

Por supuesto, esto no es casualidad; ellos tienen claro que Petro les está respirando en el cuello con cada uno de sus hallazgos en donde muchos de ellos son cómplices.

A esto se suma, el anuncio del gobierno Petro de darle parte de la pauta a los medios alternativos. Lo que ha generado que el odio de clases se dispare y que ya ni siquiera disimulen por tapar la mezquindad que siempre los ha acompañado.

Claro, dicha pauta se la repartían entre ellos para lavarle la cara a unos y otros en ese circo nauseabundo de corrupción y de farándula que durante tantos años reinó en el país.

Sin embargo, poco a poco el pueblo colombiano ha dejado de ver y, lo que es mejor, de creer en estos impresentables, mentirosos y tramposos, gracias a que los medios alternativos y su gente, les han quitado sus caretas.

Estos mercenarios de la cámara, el papel y el micrófono, pensaron que podían seguir haciendo sus fechorías por siempre y para siempre sin que nadie les dijera nada, pero, se equivocaron.

Como ya lo he dicho antes, silenciaron a Garzón sin darse cuenta que una juventud llena de argumentos y cansada de su nauseabundo proceder, se levantaba frente a sus narices y ahora, se les creció el enano.

Estos mercenarios y mercenarias de cocteles con los ricos y con el narco, pensaron que toda la vida estarían inventando cada cosa, lamiendo las manos de sus amos y que nunca nadie se atrevería a cuestionar sus embustes, pero, se equivocaron y lo más cómico del asunto es que no lo vieron venir.

Ahora, ese nichito como dicen por ahí, es un gigante imparable que está dispuesto a todo con tal de que la verdad salga a la luz, con o sin títulos universitarios o apellidos rimbombantes.

En definitiva, los mercenarios y mercenarias de la comunicación antes nombrados, al igual que el dizque presidente aquel que se ganó la presidencia en un paquete de papas, pasarán a la historia como una verdad vergüenza porque… cada cosa que ocurre: ¡Es un hecho Sam!

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