Opinión

No se gestiona el riesgo, sólo la tragedia

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

San Vicente de Chucurí es un municipio de Santander que se encuentra gravemente afectado desde el pasado 9 de noviembre, debido al crecimiento de la quebrada Las Cruces, que dejó a una mujer muerta y a unas 300 familias damnificadas. Dicho aluvión hizo que el municipio se quedara sin acueducto, por ende sin agua en el casco urbano, durante una semana.

Para atender y mitigar estos casos, se encuentra la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, Ungrd. Sin embargo, el alcalde de San Vicente de Chucurí, Óscar Sanmiguel, manifestó su inconformidad con la capacidad de respuesta de la entidad, debido a que el director de la misma, Carlos Carrillo, sólo se presentó en el lugar ocho días después de ocurrida la tragedia.

Mientras tanto, el gobernador de Santander, Juvenal Díaz, con recursos limitados, facilitó un helicóptero para evacuar a una mujer embarazada y maquinaria. “Necesitamos respuestas concretas”, dijo el mandatario. Quizás porque cinco (5) puentes en el departamento están caídos y trece (13) acueductos veredales afectados, haciendo que sean muchas las personas que requieren ayuda.

Aunque el Gobierno Nacional declaró la emergencia y desastre nacional, anunciando que destinaría $1,7 billones para atender las emergencias por el invierno en Bogotá, La Guajira y Chocó, la Ungrd ha sido cuestionada y hasta citada a un debate de control político, por su poca respuesta ante la crisis. Al debate, el director de la Ungrd no asistió, según dijo, porque estaba atendiendo emergencias. Sin embargo, en una rueda de prensa, el director Carlos Carrillo dijo que “No respondemos a pataletas políticas”, e incluso, tuvo el desatino de comparar al alcalde Sanmiguel, diciendo “No sé si se inspiró en Rodolfo Hernández, pero lo respondemos a los habitantes”.

La misma Clara López Obregón, del Pacto Histórico, le pidió a Carrillo que mostrara humildad y respeto ante la bancada del partido. Y, la verdad, es que Carrillo debería mostrar respeto, no sólo por su partido y sus militantes, principalmente por los ciudadanos que esperan su actuar efectivo y eficiente, ante situaciones que se presentan como inconvenientes y casi imposibles de resolver.

Es curioso que la Unidad que dirige el señor Carrillo se llame Gestión del Riesgo, nombre que hace referencia a tener una contingencia ante una posible situación, cuando lo que realmente hace esta entidad, es gestionar la tragedia. Su presencia en campo sólo se da en los momentos de crisis, cuando la desdicha se ha materializado, no para prevenirla, como debería ser. La gravedad de esto, se suma a la actitud del señor Carrillo, quien desvirtúa la inconformidad de un alcalde que siente temor e impotencia al ver que afronta una situación que solo no puede resolver, con comparaciones que son algo más que odiosas.

Hechos como los ocurridos en San Vicente de Chucurí, no deberían presentarse. Todo el país tendría que estar preparado para afrontar sequías, inundaciones, fenómenos del Niño o de la Niña, porque de eso se trata “gestionar el riesgo”. Es cierto que se carece de una bola de cristal para saber dónde habrá un desastre, pero también es claro cuál es la entidad encargada de reaccionar ante la tragedia y es lo que no está ocurriendo con la Ungrd. El escudo del director no funciona porque, aunque le parezca una “pataleta”, tampoco está respondiendo a los ciudadanos, porque es el alcalde de un municipio afectado quien lo llama al orden, aunque poco le guste.

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