Opinión

No sobran inmigrantes sobran racistas

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor
 

“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces,

pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.

(Martin Luther King)

Mucho se habla por estas tierras frías de la TOLERENCIA CERO frente al racismo, pero, la realidad es otra. El racismo está a la orden del día y uno lo encuentra servido en la mesa, en la tienda de la esquina, en el compañero mal hablado, porque, hay que decirlo, la ignorancia pulula en cada rincón y en más de una cabeza de cualquier nativo que se las quiere dar de dios, cuando ni siquiera habla bien su propia lengua.

No obstante, cientos de personas de las que llegan por aquí, se dejan deslumbrar por el áspero sonido que se parece al francés y hasta los ve uno lamiendo suela como lo hacían en sus países de origen.

De ahí que más de un fulano se crea con derecho de tratar como se le venga en gana a los extranjeros, de ridiculizarlos y hasta de humillarlos por el hecho de no manejar el idioma o simplemente, como lo dicen de manera socarrona: “Vous avez un petit accent qui vous trahi”, que traduce algo más como (Usted tiene un pequeño acento que lo traiciona).

Sin embargo, más de un desadaptado de estos, ni siquiera se entera que las pensiones con las que sobreviven o las ayudas que reciben son precisamente gracias al dinero que les entra por el trabajo que ponemos los que aquí llegamos.

De hecho, la inmigración mueve montañas de dinero en este país y no estoy hablando solo de los latinos, no; este es un país de inmigrantes que hacen precisamente que la economía sea fluctuante, que una gran mayoría de recién llegados se sienta menos que la gente de aquí es otra cosa.

Como sea, el racismo aquí y en todo lugar es una cruel realidad. Por esta razón, si usted es de esos que le gusta burlarse de los venezolanos o las venezolanas, a propósito de lo que se encuentra uno por las redes, tenga mucho cuidado.

Sí, así como lee; si usted es de esos que se cree con derecho de humillar, pisotear, denigrar y demás, le recomiendo que cuide sus palabras y su proceder; la vida, como lo dice la canción, gira y usted no sabe en qué momento le toque cruzar la frontera para toparse nada más y nada menos con algún energúmeno como lo es usted hoy o como los que uno se encuentra por acá.

Estoy seguro que llegado ese desagradable momento usted, quiéralo o no, va a tener que recordar que: “No sobran inmigrantes, ¡Sobran racistas!”.

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