Opinión

Pena penita pena

 Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa

Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa

Escritor

Se terminó la copa preferida de los americanos más desunidos de todos los tiempos. Se terminó con un resultado nefasto y no me refiero al del partido como tal o a la manera como jugó la selección Colomba ya que, a decir verdad, no tiene nada de novedoso, ya antes han jugado así y luego vienen las lágrimas y el arrepentimiento y la popular frase de: ¡Gracias por todo muchachos lo dejaron todo en la cancha! Aunque en la final no hayan dejado nada.

Entonces, lo nefasto de esta final tiene que ver con la desfachatez y vergüenza o mejor, con la pena, penita pena que generó la oposición al gobierno Petro y el vandalismo de algunos colombianos en el estadio.

En verdad, quienes patrocinaron la avioneta y el discurso ridículo de (Fuera Petro), porque es claro que todo eso fue patrocinado, tienen huevo, como dice la canción. Es, sin lugar a la más mínima duda, la manifestación de la ignorancia hecha oposición de una derecha y unos medios que dan asco y de un pueblo que, aunque salga del país, sigue con sus malas mañas que causan nauseas.

Ni siquiera los argentinos con la situación que viven al lado de Milei se atrevieron a generar semejante espectáculo tan deprimente; si pensaron que su actuar les daría alguna suerte de prestigio, se equivocaron, porque, lo único que lograron fue dejarnos a todos los colombianos que vivimos a fuera en la más completa de las vergüenzas. Ahora, no sólo seremos los hijos de Pablo Escobar, sino también, los vándalos desadaptados que no se pueden comportar en un juego de fútbol que ni siquiera es en su propio territorio.

En este sentido, Colombia, sus colombianos y colombianas, pasarán a la historia como una gente sin principios, ignorante y una verdadera vergüenza, gracias a los actos ridículos de una derecha sin argumentos y que se comporta como la vieja chismosa del barrio y por el comportamiento delincuente de la gente que no ha comprendido que uno en casa ajena guarda los buenos modales.

Por tal razón, estoy casi seguro que después de este penoso evento, las leyes para los inmigrantes, sobre todo para los de Colombia, se pondrán más severas y no sólo en los Estados Unidos. Ya lo dicen por ahí que por uno pagan todos.

Por supuesto, veremos a más de uno llorando en las redes y quejándose cuando les toque el momento de ser maltratados, humillados o, incluso, deportados.

Claro está, cuando eso pase, ni los vándalos que acabaron con partes del estadio, ni la derecha ridícula colombiana, estarán ahí para apoyarlos porque… cada cosa que ocurre: ¡Es un Hecho Sam!

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