Opinión

Rodolfo o Petro (David o Goliat) ¿Quién ganará?

Alejandro Rozo Gaeth

Alejandro Rozo Gaeth

Columnista Invitado
Profesional en Relaciones Internacionales, Abogado, Especialista en Pensamiento Estratégico y Prospectiva – candidato Magister en esta misma área.
Docente en varias universidades de la región.

“Hace 3.000 años, en un campo de batalla de la antigua Palestina, un pastor derribó a un poderoso guerrero valiéndose únicamente de una piedra y una honda. Desde entonces los nombres de David y Goliat se han convertido en el símbolo de la lucha entre el desvalido y el gigante”.

 Si algo quedó claro en la carrera por la presidencia, es que el colombiano promedio ya no come cuento, los más experimentados y acartonados candidatos jamás se imaginaron que un viejo con un discurso simple, repetitivo, pero contundente, los iba a dejar tirados en las encuestas. Sin mayores pergaminos ni discursos tecnocráticos, Rodolfo Hernández logró en su primera, única y última aspiración, convencer a un importante segmento de colombianos para ser su presidente.

Un lenguaje natural, ese que entiende clarito el ciudadano de a pie, montado sobre un ataque frentero y sin titubeos a la clase política, a la que Rodolfo llama “manada de corruptos”, esos que dice han tenido la chequera por muchos años y hoy tienen a 22 millones de colombianos en la pobreza, fue más que suficiente para posicionarse como el virtual próximo presidente de Colombia.

El enemigo natural del PACTO HISTÓRICO, por supuesto, era Fico Gutiérrez, ese que representaba al uribismo haciendo posible la tradicional guerra fría criolla entre derecha e izquierda (capitalismo y socialismo). Petro y sus seguidores sabían cómo dar la pelea en ese entorno ideal en el que la política desafortunadamente no se hace proponiendo sino criticando y desprestigiando. Algo no les salió bien, los cálculos políticos fallaron, la jugada de laboratorio terminó en autogol, un prematuro empate técnico entre Rodolfo y Federico, empezó a preocupar silenciosamente a la cúpula del PACTO, algunos decían que no pasaba nada, que el viejo no le ganaba a Federico, lo que los obligo a que las bodegas de internautas especializados en crítica y desprestigio, iniciaran una ofensiva improvisada contra Rodolfo, un enemigo contra el que nunca habían peleado y no sabían cómo atacar. Por más que lo intentaron ya era demasiado tarde, llego el día de las elecciones y lo que tanto se temían sucedió, el viejo superó a Fico por una considerable ventaja pasando a la final para disputar un partido que el PACTO aún no sabe cómo enfrentar contra un aparente pequeño oponente.

El equipo del PACTO, compuesto por estrategas nacionales e internacionales, así como por un departamento de comunicaciones conformado por un prestigioso staff de especialistas en comunicación política, decidió atacar a Rodolfo, utilizando inicialmente armas convencionales como la crítica y el desprestigio, estrategias que ya le habían servido en la guerra contra Fico. Sin embargo, el efecto del ataque fue a la inversa, pereciera un bumerán, pues las balas rebotaron, haciendo crecer a Rodolfo e hiriendo a Petro en las encuestas. Esto obligó a la cúpula a tomar decisiones estratégicas de guerra mucho menos convencionales, por lo que se revirtió el discurso de Petro, un llamado a la unidad en un tono conciliador, podría equiparar la cosa. Armas no convencionales que aún no afectan al bando enemigo (Rodolfo), que parece inmune a todos los ataques.

Sigilosamente, el equipo del PACTO se prepara para la Batalla Final, enfilados tanques de guerra de última generación se disponen a perseguir y aniquilar de una vez por todas al viejo. Mientras tanto, la RodolfoNeta, el único “tanquecito” de batalla que tienen Rodolfo, avanza y avanza, aunque no tiene vallas publicitarias, comerciales por TV, un pool de asesores políticos, ni un staff de comunicaciones e inteligencia de redes, se mantiene con su principal arma: un discurso sencillo, original y con carácter que le llega al pueblo.

A los colombianos no les gusta la “gavilla”, les gusta la pelea uno a uno, ver como los ejércitos de fanáticos petristas y aliados del PACTO atacan al viejo sin compasión, ha hecho que miles y miles de nuevos aliados se pongan del lado de Rodolfo Hernández. Nadie sabe lo que pueda pasar, independientemente de que el presidente sea Petro o Rodolfo, esta pelea entre David y Goliat, quedará plasmada en la mitología política colombiana como uno de los más pintorescos escenarios en el mundo de la estrategia política.

Así el próximo 19 de junio gane cualquiera de los dos, el día a día sigue, los colombianos tendremos que ir a trabajar, pagar servicios, hacer mercado, etc. Ninguno es el mesías que trae la solución de los problemas del país bajo la manga, tampoco ninguno acabará o someterá al país. Ya estamos advertidos, Colombia tiene una institucionalidad y resiliencia únicas, somos guerreros por naturaleza. El cambio del país no está en un presidente, está en todos y cada uno de los colombianos.

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