Opinión

Sólo nos queda confiar

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

El sábado 20 de julio, fue un día más en el que los colombianos fuimos testigos del poco respeto que siente el presidente Gustavo Petro por las fuerzas militares. Sin siquiera sonrojarse, llegó casi tres horas tarde al desfile del 20 de julio, por lo que éste debió comenzar sin él, algo que nunca había ocurrido en la Colombia de la que se tiene historia y, para no perder la costumbre de hacer desplantes, se retiró del evento sin que éste hubiera terminado.

Lo complejo con el actuar del presidente, es que escudó su incumplimiento en la llegada, con la atención de una situación con la Embajada de EE.UU y una descoordinación de su servicio de escolta, poniendo como siempre, sus responsabilidades en manos de otros. Sólo nos queda confiar en que todo fue cierto.

Posterior a este bochornoso incidente, estuvo en la instalación del Congreso, donde se pronunció frente a diversos temas y dejó algunas inquietudes. En su discurso, el presidente Petro pidió perdón por lo ocurrido en la UNGRD y dijo que Olmedo López, a quien él puso en el cargo, viene de la izquierda, lo que evidencia que la corrupción no se presenta en la ideología, sino que es una autodestrucción, de la que es más responsable el líder político con peso en la sociedad. Para el presidente, este capítulo debe ser recordado como una “experiencia para mantener, permanentemente, la guardia levantada contra cualquier exabrupto contra el erario”. Sin embargo, respaldó al ministro Bonilla frente a las acusaciones hechas por Olmedo López y Sneyder Pinilla.

No sé por qué, me hizo recordar el famosísimo “Todo fue a mis espaldas”, cuando en las declaraciones de ambos acusados, López y Pinilla, está claro que las órdenes venían de arriba. Aunque hay quien dirá que el jefe no tiene por qué saber todo lo que hace el subalterno, lo que regresa a mi memoria otro pasaje de la historia con una cifra: 6402… Entonces, ¿ese jefe sí sabía o debía saber, lo que hacían sus subalternos y es responsable de sus actos? Sólo lo dejo como reflexión, para que midamos siempre con el mismo racero.

El presidente Petro dijo estar cansado de esperar que los recursos de la UNGRD atendieran las necesidades de las víctimas climáticas, porque había otra agenda para robárselos, pero se comprometió a comenzar en agosto el aeropuerto del Café que, recordemos, ha sido previsto y planeado desde al año 1985, pero que no ha entrado en construcción debido a diversos ajustes que se han hecho, gracias a las proyecciones realizadas.

También se refirió a su promesa de campaña de cambiar el modelo extractivista por uno productivo, donde sea el trabajo en la producción lo que nos haga ricos. Lo que me hizo pensar: si quiere producción en el país, ¿por qué en vez de darle subsidios a los jóvenes para que “no maten”, no los ayuda a crear empresa y ser productivos? Eso hizo el proceso de paz con las Farc, con los reinsertados de las bases. Sí, con esos que no alcanzaron curul en el Congreso. Se buscaba que lograran ser independientes y productivos.

No perdió la oportunidad para referirse a la Constitución Nacional y decir que, al modificarla, habían congelado los recursos de la educación pública en el país. Dardo a lo que será una de sus próximas metas, enfilar baterías para lograr un cambio en el presupuesto de la educación, lo que deja como duda: ¿Llegarán esos dineros a las aulas y a los alumnos?

El presidente Petro considera que es hora de revisar lo que se ha hecho a nivel de turismo, porque fortalecer este sector, fue una de sus grandes promesas de campaña. También indicó que la agricultura creció en un 9 % el mes pasado, principalmente en la producción agraria, cifra que lo enorgullece, porque permite que haya bajado el precio de los alimentos, según la OCDE. Esperemos que nos muestre las tablas que le presentaron (no están en línea) y nos cuente dónde mercan los que realizan dichos informes, porque los colombianos de a pie, no sentimos que ningún alimento haya bajado de precio.

Habló, además, de “volver al campo” al nivel del siglo XXI, de la necesidad de una reforma agraria para “construir justicia en los campos”, tema no tocado desde el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo. Para dicha reforma, necesitaba uno de los artículos del Plan Nacional de Desarrollo que no mencionó específicamente, pero al parecer, era el que permitía la expropiación exprés, para entregar dichos predios “baldíos” a gente que pueda o tenga la capacidad de hacerlos productivos. Esto hace que, ahora para el Gobierno, el único camino para conseguir tierras, sea la venta voluntaria de los predios por parte de sus propietarios, para que pueden convertirse en tierras productivas.

Fue sensato al reconocer que hasta que no se solucione el tema de la pobreza alimentaria, no habrá paz en Colombia. Esto nos mantiene como el país más desigual del planeta, según el índice Gini de la OCDE, aunque considera que, en Colombia, se excluye a los indígenas del acceso a la tierra fértil, lo que se contrapone a las cifras, que dicen que en poder de estos grupos se encuentra más del 30 % del territorio nacional, haciendo que sea aún más compleja la relación con el resto de los colombianos, quienes evidencian que la tierra entregada por razones políticas a los indígenas, no es trabajada por ellos y convertida en tierra productiva.

Angustia escuchar hablar al presidente de una “Declaratoria nacional de Estado”, rememorando lo que hizo el presidente Santos en su Gobierno con el Acuerdo de Paz, cuando, a pesar de la votación de los colombianos por no refrendar dicho acuerdo, el Gobierno lo avaló y lo presentó ante las Naciones Unidas. Anunció la reducción de la pobreza en el campo en un 10 %, lo que le sirvió como caballo de batalla para sugerir que, si se puede hacer durante 6 o 7 años seguidos, se acabaría la pobreza en el campo. ¿Será una promesa de campaña?

Justificó el descenso en divisas por petróleo y carbón, con los 6 millones de turistas extranjeros que visitaron nuestro país el año anterior (¿Qué dirán en San Andrés de esa cifra?), pero no tiene en cuenta que, debido a los cambios implementados en su Gobierno, las divisas del petróleo carbón se redujeron, por eso las del carbón se nivelaron tan rápidamente con las del turismo. También pidió a los congresistas cambiar algunas leyes para frenar los costos de la energía eléctrica, que perjudican a la industria.

En cuanto al proceso de paz, dijo que la implementación no había sido efectiva, gracias a la economía ilícita. En el caso del Estado Mayor Central, el presidente ratificó que no quisieron negociar su salida de negocios ilícitos, por eso continúan en armas. Sólo transformando la economía en algo lícito, se acabará la violencia.

Está claro que presentará al Congreso un paquete de reformas para que “la inversión pública construya igualdad” y agilice el cumplimiento del proceso de paz con las FARC, para lo que está dispuesto a transformar por decreto, si es necesario, la Agencia Nacional de Tierras. Asusta pensar a cuál de sus fanáticos pondrá a dirigir esta entidad.

Habló de un Gobierno que “ha sido eficiente”, ante lo que no pudo evitar el Congreso estallar en risas, pero continuó explicando que están cumpliendo lo que prometieron en campaña al electorado: disminuyendo pobreza, inequidades, desigualdad, lo que se demuestra en el coeficiente Gini que, según el presidente, evidencia un 10 % de reducción de la pobreza en Colombia, a pesar de que el mundo sufría estancamiento económico, sacando un millón seiscientas mil personas de la pobreza monetaria y un millón ciento veinte mil personas de la pobreza extrema, por lo que se siente orgulloso. Se apalancó en “la ley de Uribe”, como él mismo la llamó, para sugerir que la jornada laboral continúe reduciéndose de manera gradual.

Reconoció que la crisis presupuestal se avecina, básicamente porque, según dijo, el Estado es el primer jalonador de la economía. ¿Será que la jalona a partir de la creación de una cantidad innecesaria de puestos de trabajo, a través de ministerios y embajadas que poco funcionan? ¿Cómo sentirán esas palabras las bases del Pacto, esas que no se benefician de dichos puestos porque carecen del amigo en el Gobierno, pero que sí se ven perjudicados por el aumento excesivo de los alimentos?

Para el presidente, el principal reactivador de la economía es el giro directo que se hace hoy en día a las IPS, lo que evidencia que fue una decisión acertada implementarlo. El tiempo nos dirá si tiene razón porque las EPS que las administran, siguen en fila para que les aprueben su salida escalonada.

En definitiva, tampoco hay cambio en escuchar nuevamente, hablar al presidente. Sigue defendiendo a unos que mañana declarará responsables y presentando unas cifras que difieren de forma considerable, de lo que los ciudadanos podemos sentir cuando vamos a mercar, salimos en familia a comer o matriculamos a los hijos en el colegio. Lo peligroso con este Gobierno que tiene un modelo económico diferente, es que hará lo posible para convencernos a punta de discurso, de la veracidad de unas cifras de las que jamás nos apropiaremos. De nuevo, sólo nos queda confiar…

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