Opinión

Volvamos al Cañón

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

Comunicador Social – Periodista; Especialista en Derechos Humanos y Competencias Ciudadanas de la Universidad del Tolima.

Junto a mi familia he ido retomando la costumbre de visitar la zona del Cañón del Combeima los fines de semana, y he notado con preocupación, la ausencia de visitantes en los últimos días.

Aquel paraíso que tenemos en Ibagué y que no tiene nada que envidiarles a otros lugares del país, de a poco ha ido perdiendo clientela, y aquello se debe a dos cosas según vendedores y comerciantes de la zona: al mal clima del último trimestre del año y a la desinformación, pues no hace mucho se ha venido corriendo la voz que la vía que comunica a Juntas y Villarestrepo mantiene más cerrada que abierta, y que los establecimientos han ido cerrando de a poco por cuenta de la pandemia. Desde luego que ni lo uno, ni lo otro es cierto.

Por el lado de los cierres viales es normal que cuando llueva, existan algunas precauciones especiales, y que uno que otro trayecto del camino no esté al 100%. Sin embargo, eso no quiere decir que no se pueda transitar o que la zona sea de muy difícil acceso, pues en la ruta 48 de las busetas se puede llegar. Frente al tema de los cierres permanentes de restaurantes y locales, si bien la pandemia golpeó fuerte a los comerciantes de la zona, la gran mayoría se ha mantenido y otros tantos han mejorado sus negocios a la espera de los cientos de visitantes que tenían por costumbre pasar las tardes enteras del fin de semana allí.

Y es que además de la cercanía, el plan dominical en la zona es bastante sencillo, barato y agradable: almorzar en cualquiera de los restaurantes que hay en el camino y en donde se puede conseguir toda clase de variedades gastronómicas, disfrutar de una forcha, un helado, un postre, un merengón, y luego llegar hasta el Parque de Villarestrepo a probar las famosas almojábanas con agua panela caliente. De regreso se puede entrar a alguno de los lugares de sana diversión familiar que hay dispuestos o sencillamente disfrutar de la naturaleza y el aire limpio de la ruralidad mientras se camina o se monta bicicleta.

Al paso también se puede ayudar al campesinado con la compra de frutas y verduras, e incluso se puede comprar ropa, pues hay un outlet grandísimo de una famosa marca ibaguereña.

Es probable que se puedan mejorar muchas cosas, de hecho, yo reclamaría desde este espacio, mayor presencia policial, no porque la zona sea insegura, sino porque eso le da mayor tranquilidad a las personas. También agentes azules que regulen el tránsito y la movilidad, pero visitar el Cañón del Combeima y sus cercanías, debería ser visita obligada de los ibaguereños, que muchas veces afirman que aquí no hay nada que hacer y prefieren ir a otras partes. ¡Volvamos al Cañón!

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