Historias

Anécdota viajera: ¿Machismo o Cultura?

Annie Navia

Annie Navia

Arquitecta de profesión, viajera por vocación y soñadora a tiempo completo. Creo en el viajar como parte del aprendizaje sobre otras culturas. Escribo solo para recordar y compartir aquellas experiencias que enriquecen mis viajes y alimentan mi vida.

Debo reconocer que no soy la mujer más feminista del mundo, aunque tampoco es que apoye el machismo ni mucho menos, pero si siento cierto respeto por las marcadas diferencias de género que existen en ciertas culturas, pues pienso firmemente que hacen parte de sus creencias, de sus tradiciones y eso se arraiga a su modo de vida.

Como siempre, cuando viajo y conozco otra cultura, trato de hacerlo a través de su mirada y no de la mía, así que hoy les contaré esta particular anécdota que me ocurrió en la India.

Era una mañana en la ciudad de Ahmedabad, era el día destinado a nuestro tour por su centro histórico, el cual ostenta de ser uno de los más hermosos. Tomamos el bus que nos llevaría hasta nuestra primera parada: La Mezquita de Sidi Saiyyed. Cuando llegamos, nos recibió un guía, que bastante entusiasmado comenzó a contarnos la historia del lugar. Recorrimos primero el patio, nos mostró la fuente del lavado de manos y pies, y nos enseñó una de las tallas más lindas que he presenciado en mi vida… y es que esta mezquita es una pequeña construcción de arcos, antecedida por un patio de acceso, pero bastante conocida por sus ventanas talladas en una sola pieza de mármol en forma de celosías que permiten el paso de la luz de una manera mágica al espacio interior.

Así que después de que nuestro simpático guía ya nos había transmitido parte de su encanto, solo queríamos entrar para verla. Muy emocionados nos dispusimos a quitarnos los zapatos para poder acceder, pero justo en ese momento… él nos explicó, que las mujeres no podíamos hacerlo… todas nos miramos y muy resignadamente tuvimos que quedarnos afuera, mientras nuestros compañeros varones si entraban para recorrerla.

Nosotras desde ahí, desde donde tuvimos que quedarnos, solo pudimos conformarnos con esta foto.

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