Opinión

Arreglar la casa

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

El sábado, el presidente Petro anunció que nuestro país, de manera indefinida, suspenderá la exportación de carbón a Israel. Su objetivo con esta decisión: que termine la guerra en Medio Oriente. El borrador del decreto dice “la República de Colombia considera que las operaciones militares en contra del pueblo palestino representan una transgresión a una norma imperativa del derecho internacional, que a su vez, hace parte del bloque de constitucionalidad colombiano”; al tiempo que el DANE reconoce que, entre enero y agosto de 2023, Colombia exportó a Israel USD $375 millones.

Y es cierto, lo correcto es condenar este tipo de situaciones, es inhumano que ocurran, pero deben ser sancionadas desde todos los frentes y para todos los actores, no a elección. La guerra es guerra y quien la inicie o patrocine, debe ser señalado, condenado. Lo que hace que esta acción sea curiosa, es el momento en que se dan estas actuaciones, porque cuando Palestina bombardeó a los asistentes al concierto en Israel, el presidente Petro guardó silencio. En ese momento ¿las acciones de Palestina eran correctas?

Ahora que los escándalos de su Gobierno están a la orden del día y que, al parecer, continúan su curso en la justicia, aunque algunos hagan hasta lo imposible para ocultarlos, el presidente Petro decide condenar a Israel e ir tomando medidas escalonadas, al tiempo que los desastres de sus decisiones o ausencia de ellas, rondan las noticias. Porque, hasta ahora, por ejemplo, las acciones del Gobierno para proteger a las personas del Cauca y Valle, no son contundentes. El accionar militar de los grupos guerrilleros tiene sitiados a los habitantes de municipios como Jamundí, Suárez, Morales, solo por mencionar algunos, mientras el Gobierno insiste en continuar con los diálogos que aún, no arrojan resultados positivos para la sociedad civil… Y tengamos presente que a las Fuerzas Armadas se les ha solicitado en diversas oportunidades, quedarse de brazos cruzados.

También tenemos en el ambiente el caso contra Laura Sarabia, por, al parecer, ordenar chuzadas al teléfono de Marelbys Mesa y practicarle una prueba de polígrafo por parte de la Inteligencia de Palacio. Los policías detenidos por haber participado en este caso, ya se encuentran firmando acuerdo de colaboración con la justicia y contarán quién les dio la orden de engañar a la Fiscalía a través de falsos informes judiciales. Confiemos en que esta determinación de contar la verdad, sea más duradera que la de Nicolás Petro… Y, esperemos, que nadie los visite para hacerlos cambiar de opinión.

Por otro lado, en la clausura de la 58° convención de Asobancaria, el presidente Petro se encargó de informar que “Estamos desfinanciados y por eso el ministro de Hacienda recortó el gasto” y manifestó estar en desacuerdo con el manejo económico que se le dio a la pandemia, lo que incluyó el crédito con el FMI. Pero no dijo nada sobre la excesiva contratación del Gobierno, ni los líos de la UNGRD que dejaron billones de pesos perdidos. Billones de pesos que hoy están haciendo falta para poner en marcha todos los programas sociales que prometió en campaña y para los que dice necesitar los ahorros pensionales de los colombianos.

¿Por qué el presidente está más preocupado por lo que pasa afuera, que por lo que pasa en el país que dirige? ¿Por qué no se preocupa por arreglar la casa primero, antes de estar inmiscuyéndose en el arreglo de casa ajena? Confiemos en que las medidas que está tomando el presidente, sean más condenatorias para Palestina por su actuar que para la economía colombiana, sobre todo ahora que, sabemos, tenemos las arcas vacías.

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