Cuando un amigo se va
Por esas cosas maravillosas que tiene la vida, hace algunos años atrás cuando empezaba en esto del mundo del periodismo deportivo visite a Don Héctor Carvajal y a Doña María Nelsy Franco en Clorquimicos Ltda. Él todo un apasionado por el Deportes Tolima y ella un mujer llena de una preciosa forma de ver la vida para siempre ayudar al prójimo.
Aún recuerdo ese sábado cuando llegué a contarles quien era yo, en donde trabajaba y el producto que les podía ofrecer para promocionar su empresa, me dijo Don Héctor “mijo, ustedes apenas están empezando, pero lo vamos a apoyar con una pauta mensual”, ustedes no se alcanzan a imaginar la alegría que eso generó en mi corta carrera como comentarista deportivo.
Con el ir pasando de los partidos del vinotinto y oro también fueron pasando las tertulias semanales de cómo habíamos visto el desempeño del equipo, él con su humor se reía de mi pobre mechita que por esos días no la pasaba para nada bien, eso si, después vinieron dos títulos de los cuales hablamos durante varias semanas. Ya la ida a Clorquimicos no era por temas de trabajo, era para departir un café, una arepa (a escondidas de la patrona) o cualquier otra cosa y hablar con él, ese que se convirtió en el amigo, el consejero, el confidente, ese mismo que me contaba sus historias de cuando manejaba bus en Cali y que era feliz viajando por todo el departamento a entregar los pedidos de su empresa.
Don Héctor, enamorado de su esposa, sus hijas y sus nietos, nunca concibió que en la vida solo importará lo que tengamos o consigamos, para él siempre fue importante ayudar a los menos favorecidos, por eso sagradamente todos los sábados les llevaba la palabra de Dios y un refrigerio a niños de diferentes sectores de la ciudad, tal vez una de esas facetas que muy pocos conocían, que para él y su esposa era más importante que cualquier cosa.
Amigo mío, te marchaste de esta vida terrenal justamente al día siguiente de mi cumpleaños, le hiciste barra a tu amado equipo el día de tus exequias para que pudiera avanzar a los octavos de final de la Libertadores, dejaste una camiseta que te regaló el héroe del 90+3 para que repose en el museo del deporte tolimense en el estadio de la 37, a tu última morada llegaste vestido con la camiseta que te conseguimos gracias a la ayuda de Germán Darío Kairuz gerente del Deportes Tolima.
Hoy quiero dejarte estás palabras como muestra de mi amistad, aprecio, cariño y respeto, te vamos a extrañar mucho AMIGO MÍO.