Opinión

David González terminó siendo un Goliat

Juan David Rincón Galindo

Juan David Rincón Galindo

Comunicador Social y Periodista
Especialista en Periodismo Deportivo
Socio ACORD – Tolima
Director Tolima Online

David González comenzó su carrera como técnico con grandes expectativas. En su paso por el Independiente Medellín, parecía tener todo para ser un ganador del fútbol colombiano, con una nómina competitiva que lo colocaba en la primera línea para conquistar una nueva estrella. Sin embargo, su historia de fracasos en momentos decisivos no hace más que reflejar sus falencias como estratega.

Frente al Deportivo Pereira, con un equipo superior, perdió la oportunidad de coronarse campeón. Este tropiezo se repitió en su paso por el Deportes Tolima, donde, con una plantilla inferior, cayó ante Atlético Nacional en una final que bien podría haber ganado pero planteo mal el partido definitivo en la bella villa. Lo peor de todo es que, con una nómina que en teoría debería ser una de las más fuertes del país, en su actual etapa en Millonarios tampoco ha sabido cumplir con las expectativas.

El reciente fracaso ante el Once Caldas, que dejó fuera al equipo de la Copa Sudamericana, es un claro reflejo de la incapacidad de González para gestionar una plantilla llena de talento. Contar con jugadores como Radamel Falcao García, el máximo goleador histórico de la selección colombiana, y no aprovechar su presencia en el campo (solo jugó 10 minutos) es incomprensible para cualquier aficionado o experto. Este tipo de decisiones generan dudas sobre su capacidad de tomar las mejores decisiones tácticas en los momentos más cruciales.

Lo más preocupante de todo esto es la falta de autocrítica. Tras cada derrota, González se empeña en decir que sus jugadores «compitieron bien», un argumento vacío cuando lo que realmente importa en el fútbol es ganar. No basta con competir, hay que ser efectivo y sacar los resultados que el club y su hinchada demandan. Renunciar a la posibilidad de ir por un título (como lo hizo en Deportes Tolima) solo por tener ya la opción de un cupo internacional muestra la falta de ambición y la mentalidad conformista de quien, por más que esté rodeado de buenos jugadores, no sabe cómo hacerlos funcionar en el campo.

En conclusión, a David González parece haberle quedado grande la responsabilidad de dirigir partidos que definían títulos o la posibilidad de avanzar a nuevas instancias. Su futuro como entrenador sigue siendo incierto mientras no logre corregir sus errores en la toma de decisiones clave.

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