El liberalismo tolimense: una vergonzosa traición a sus raíces

Jorge Eliécer Gaitán y el legendario Indio Juan Tole Lis deben estar revolcándose en sus tumbas al ver en lo que han convertido al Partido Liberal en el Tolima. Lo que alguna vez fue una fuerza política vibrante, de lucha popular, de dignidad y compromiso con las causas sociales, hoy no es más que una caricatura de sí misma, manoseada por dirigentes que no tienen ni la convicción ni el coraje de defender sus propias banderas.
El más reciente episodio de esta vergüenza liberal se vivió en las elecciones atípicas de Melgar. Allí, con el cinismo que ya los caracteriza, varios de los llamados “dirigentes” del liberalismo decidieron apoyar candidatos de otros partidos, incluyendo, con total descaro, al candidato del Partido Conservador. Sí, ese mismo partido que durante décadas ha sido su contrincante ideológico y que representa, en buena parte, los intereses políticos que el liberalismo histórico combatió, en vez de apoyar decididamente a Gentil Gómez quien representa y defiende la ideología del partido liberal.
El Partido Liberal, el de Gaitán, el de las masas y de la justicia social, hoy parece haber claudicado por completo ante el poder del conservatismo tolimense, especialmente el de Óscar Barreto, que ha logrado no solo mantener su influencia, sino someter a quienes en teoría deberían hacerle oposición. El liberalismo en Tolima no se arrodilló, se echó de barriga, entregó sus principios y cambió la dignidad por prebendas.
Estos dirigentes, que con frecuencia profesan el liberalismo en sus discursos, en realidad lo han traicionado. Lo que les interesa no es la doctrina ni el futuro del partido, sino mantener sus curules en la Asamblea Departamental y el Concejo de Ibagué. Lo que buscan son los contratos, los nombramientos de sus familiares y recomendados en la Gobernación, en las alcaldías y en entidades nacionales, todo gracias al “señor ministro” que desde Bogotá reparte puestos como si se tratara de una feria clientelista.
¿Dónde quedó la ideología? ¿Dónde están los debates, las propuestas, la defensa del pensamiento liberal frente a los embates del clientelismo y el autoritarismo? En ningún lado. En su lugar, hay sumisión, cálculo y conveniencia.
El liberalismo tolimense necesita una sacudida, una renovación real que destierre a quienes han vivido del partido sin dar nada a cambio. De lo contrario, seguirá en este camino de decadencia, reducido a una sombra cómplice del poder que alguna vez dijo combatir. Y mientras tanto, Gaitán y Tole Lis seguirán revolcándose en sus tumbas, impotentes ante la mezquindad de quienes se llenan la boca hablando de liberalismo mientras lo destruyen por dentro.




