Internacional

El Papa Francisco celebró el encuentro anual con los miembros del Cuerpo diplomático ante la Santa Sede

Gabriela Casanova

Gabriela Casanova

Periodista en formación – Universidad de Ibagué

El Papa Francisco celebró el encuentro anual con los miembros del Cuerpo diplomático ante la Santa Sede, para el tradicional intercambio de felicitaciones al inicio del nuevo año. En su audiencia, el Papa Francisco reflexionó sobre las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la pandemia. También hizo un llamamiento contra las guerras y en favor de los migrantes.

En su discurso, el Pontífice destacó que el “objetivo de la diplomacia” es “ayudar a dejar a un lado los desacuerdos de la convivencia humana, favorecer la concordia y experimentar cómo, cuando superamos las arenas movedizas de los conflictos, podemos redescubrir el sentido de la profunda unidad de la realidad”.

Muchos de los asistentes llegaron de otras capitales para unirse al grupo de los embajadores residentes en Roma, al que también se agregará el de la Confederación Suiza. Dirigiéndose a los embajadores, Francisco, afirmó:

“El coronavirus sigue creando aislamiento social y cosechando víctimas y, entre los que han perdido la vida, quisiera recordar al recientemente fallecido Monseñor Aldo Giordano, Nuncio Apostólico muy conocido y estimado en el seno de la comunidad diplomática”.

Después de alcar que es necesario el compromiso global de la comunidad internacional, para que toda la población mundial pueda acceder de la misma manera a los tratamientos médicos esenciales y a las vacunas, el Santo Padre dijo textualmente:

“Sería conveniente  que instituciones como la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual adecuen sus propios instrumentos jurídicos, para que las reglas monopólicas no constituyan ulteriores obstáculos a la producción y a un acceso organizado y coherente a los tratamientos a nivel mundial”.

También, alcpasar revista de las condiciones mundiales, el Pontífice recordó que el año pasado tuvo la oportunidad de recibir a muchos jefes de estado y de gobierno, además de diversas autoridades civiles y religiosas. Y entre aquellos múltiples encuentros, mencionó la jornada del pasado 1 de julio, dedicada a la reflexión y a la oración por el Líbano.

“Al querido pueblo libanés, azotado por una crisis económica y política difícil de remediar, deseo renovar hoy mi cercanía y mi oración, mientras espero que las reformas necesarias y el apoyo de la comunidad internacional ayuden al país a permanecer firme en su identidad como modelo de coexistencia pacífica y de fraternidad entre las diversas religiones ahí presentes”, comentó el Papa.

También recordó sus viajes apostólicos del año recién transcurrido, por lo que manifestó la alegría que le produjo visitar Iraq. Un hecho gracias a la Providencia que representó “un signo de esperanza después de años de guerra y terrorismo”.

“El pueblo iraquí tiene derecho a recuperar la dignidad que le pertenece y a vivir en paz. Sus raíces religiosas y culturales son milenarias: Mesopotamia es cuna de civilización; fue de allí de donde Dios llamó a Abrahán para dar inicio a la historia de la salvación”, manifestó el Pontífice.

Asimismo , el Papa mencionó su visita a Budapest debido a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional; y, luego, Eslovaquia, sin olvidar su reciente viaje a Chipre y Grecia, y el aspecto conmovedor que representó regresar a la isla de Lesbos, donde constató “la generosidad de quienes trabajan para brindar acogida y ayuda a los migrantes”, y donde vio “los rostros de muchos niños y adultos alojados en los centros de acogida”.

El Papa agregó que “es preciso destacar que los mismos migrantes a menudo son transformados en armas de coacción política, en una especie de artículo de negociación, que despoja a las personas de su dignidad”. De ahí que haya querido “renovar” su “gratitud a las autoridades italianas”, gracias a las cuales algunas personas pudieron viajar con él a Roma desde Chipre y Grecia. Algo que Francisco definió como “un gesto sencillo pero significativo”.

Cabe resaltar que, actualmente, son 183 los Estados que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede. A ellos hay que añadir la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta. Son 87 las cancillerías de embajada con sede en Roma, incluidas las de la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta. Además, también se encuentran en Roma las oficinas de la Liga de los Estados Árabes, la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Durante el año 2021 – el 10 de febrero – se ratificó el Séptimo Acuerdo Adicional entre la Santa Sede y la República de Austria al Convenio para la Regulación de las Relaciones Patrimoniales del 23 de junio de 1960, firmado el 12 de noviembre de 2020. El 26 de noviembre de 2021, la Santa Sede depositó el instrumento de ratificación del Convenio mundial sobre el reconocimiento de las cualificaciones en la educación superior, adoptado por la UNESCO el 25 de noviembre de 2019. Además, el 31 de mayo se formalizó la participación de la Santa Sede en los trabajos de la Organización Mundial de la Salud como Estado observador no miembro.

Foto: Giuseppe Lami (EFE)

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